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Capítulo treinta y seis. "El orden divino"
La fuerza en mis piernas se esfumó tan pronto entré nuevamente al palacio. Escuchaba claramente las quejas y demás opiniones que tenían todos los que estaban en el lugar que recién había abandonado.
—Hey, no te preocupes— Dae Hyun me habló—. La gente dejará de quejarse cuando tengamos la firma del superior aquí— Sacudió levemente el papel en su mano derecha.
—Es... Sí, tiene razón. Deberíamos apurarnos y entregarle ese documento—Me levanté del suelo y seguí al peliazul que había comenzado a caminar hacia la parte más alta del lugar.
Nuestro destino eran las puertas del paraíso, lugar en el que sólo estaban la deidad y los santos. Los Altos Mandos no formaban parte de ese lugar tan sagrado.
—¿Realmente será tan fácil? Quiero decir, ¿El Señor aceptará disolver los lados sin problema?—Moví mis manos con nerviosismo.
—Uhm... Yo diría que sí. Piénsalo de éste modo, si se eliminan ambos lados, nuestra deidad podría tener el control directo—Sonrió de lado—
—De esa forma no tendría que contactar con nosotros y pedir nuestra autorización para gestionar alguna cosa, sino que, simplemente podría intervenir sin interferencias—Dije y él asintió.
—Exactamente. Oh, y si lo desea podría crear distintos organismos que le presenten informes y le ayuden a mantener todo bajo control. Haría el trabajo más fácil— Sonrió—. Tal y como en un país en el mundo humano.
Suspiré, no sabía cómo había terminado haciendo todo ésto.
—Sin embargo... ¿Ustedes no tienen su propia deidad?—Pregunté— No he visto algún tipo de culto a parecido...
—No tenemos. Es diferente de lo que a los ángeles y humanos creen. Nosotros no seguimos a nadie desde el principio, ni siquiera a la deidad actual. De todos modos, preferimos no involucrarnos demasiado, apenas interactuamos ocasionalmente.
—Si no se llevan mal...¿Qué necesidad de eliminar los lados? —Giré levemente la cabeza para ver alrededor.
—¿Les ves alguna utilidad? —Su mirada se posó sobre mí—. Eso de ser un ángel o demonio, es basura. Cada quién actúa como se le da la gana y ya. ¿No es horrible ser atacado y obligado a ser por el lugar donde naciste?
Su tono de voz fue brusco.
De todos modos, creía que tenía razón, la forma en la que vivía no hace mucho... y que todavía estaba presente en algunos aspectos. Me obligué a actuar según lo que alguien más deseaba y consideraba correcto solo por querer parecerme a un ángel.
¿Siquiera era uno de ellos?
—Jaja—Una carcajada resonó entre el silencio después de unos minutos. Yo también me reí para calmar el ambiente.
