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Capítulo treinta y dos.
"Guardián"
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Rojo era la palabra con la que podría resumir cómo era el lugar. El cielo, luces, todo era de ese color. Como si quisiera embriagarme.
Al principio todo era un bonito jardín lleno de vida. Pero entre más avanzaba, todo se iba tornando aún más oscuro. Apenas podía divisar las sombras, me sentía en un mundo completamente diferente al mío.
Las fallas eran realmente exóticas, no forman parte de ninguno de los dos lados ni del mundo humano. Un lugar dónde eras todo y nada a la vez. La ciudad se veía gigantesca y aterradora.
Estábamos aquí para terminar todo de una vez.
Me sentía ansiosa y no podía evitar morder mis labios. Sentimientos mezclados y dos intenciones, la primera era encontrar a TaeHyung y la segunda, terminar con la guerra. Nunca me interesé mucho en el tema pero, según lo que había aprendido, todo inició tras la creación del primer híbrido en la historia, o al menos en lo registrado. El descontento de los dos lados, generó que se dividieran por completo, los rumores que circulaban entre los humanos, culpaban a la reina del inframundo de manipular al rey angelical, pero en realidad, sólo le culparon por ser una mujer. No pude evitar sentirme indignada cuando Jiwoo me contó la historia, ¿qué importaba el género? Pero cómo decía, tras la división de los lados y difamación a los demonios, se repartieron los papeles. Los ángeles eran los buenos, los demonios los malos. Aunque había un problema y es que, nadie se adaptó completamente a esos roles porque todos eran parte de ambos. Todos eran buenos y malos.
Me dí cuenta de que los humanos no eran más que la imagen a como deberíamos comportarnos, es decir, cada quién viva como desee y se haga responsable de sus actos, sean buenos o malos.
¿Qué pasaría si eliminamos ambos lados?
Claro está, el alivio de quienes buscaban consuelo en un dios dejaría de funcionar. El mundo estaría en caos.
