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Capítulo ocho

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Capítulo ocho.
"Niños en peligro"

Eran aproximadamente las tres y media de la madrugada y recién habíamos llegado. Sin hacer ruido, nos encaminamos en dirección a mi cuarto, cosa que sería raro, debido a que era la primera vez que entro acompañada por alguien más aparte de mis padres. Él decidió salir por la ventana y observar atentamente a través de ella, porque al parecer, yo sería de ahora en adelante su prioridad. Accedí, y simplemente me cambié por mi pijama de color blanco con bordes azules dentro del baño, me cepillé los dientes y me fui directo a la cama.

Mi alarma sonó y, por consecuencia; la pereza que tenía encima no me ayudó, ya eran diez veces que contaba las ocasiones en las que mi alarma sonaba, no me quería levantar, no había madrugado hace mucho tiempo además de que sólo había dormido un par de horas. Estaba jodidamente cansada.
Mi madre abrió la puerta con una fuerza colosal, tanto que al escuchar el ruido del objeto de madera oscura, me levanté en un santiamén, con algo de miedo. TaeHyung que estaba en un rincón de la habitación también se sobresaltó, pero sonrió al ver que había apagado la alarma.
Ella frunció el ceño, me intimidaba con la mirada, y sus brazos cruzados sobre su pecho me asustaban, estaba molesta y eso se le notaba a metros.

—¿Por qué no te levantaste cómo de costumbre, Haneul? ¿Acaso no escuchas?, esa cosa lleva sonando un buen rato y tú, de perezosa ahí dentro—señaló mi cama—, debería darte vergüenza.

—Lo siento mamá—Olvidaba su voz, su tono era firme, y a la vez estresante—, no quería quedarme dormida —Mentí, sí que quería.

—Nada de lo siento, levántate de una vez y apúrate que vas tarde —Empecé a sacar mis pies de las mantas que me acobijaban—¡Rápido! ¡¿Acaso no entiendes?!—Vocifero, su voz me estresó mucho más de lo que ya estaba. Sin embargo me mantenía en silencio, calmada. Decidí mirar en dirección a mi reloj digital, la palabra "Saturday" resaltó en mi vista.

—Hoy no hay que ir a la escuela, es sábado—Le señalé el reloj que estaba sobre mi mesa.

—¿Qué estás diciendo...? —Miró el pequeño aparato sobre mi mesa —. Ay, lo siento cariño, sólo que hoy tu alarma sonó y pues eso, yo pensé... —Sonrió con aires de nerviosismo.

—Está bien. No te preocupes mamá—Sonreí con hipocresía—, sucede siempre, es algo común confundir sábados con lunes... Ya sabes.

Ella asintió—Oh, creo recordar que sucede hoy—Habló rápidamente—. Hoy es la reunión familiar, sabes que debemos ir. ¿Recuerdas?, lo hablamos hace unos días—Asentí. No tenía la menor idea de lo que hablábamos, pero seguro ella lo explicaba en el camino o tendría que descubrirlo por mi misma.

—¿Qué me debo colocar?—La mire una vez fuera de la cama mientras me colocaba los zapatos de casa.

—Un vestido, debes parecer una princesa cariño—Odiaba sus cambios de actitud, de malhumorada a estar bien.

—Está bien, me prepararé—Me detuve—, ¿por qué debo parecer una princesa?

—Sólo te diré que hoy vas a conocer a alguien importante —Respondió y mi rostro mostraba confusión.

—¿Alguien importante? —Ella asintió.

—No es alguien importante para todos pero lo será para ti —Se despidió con una mirada.

Ella sólo salió, me fui hacia mi armario. Mis cosas. Daba cierto gusto volver a estar en mi casa, en un ambiente que ya conocía pero a la vez desconocía, ya no lo sentía como propio, pero después me acostumbraría.

—¿Una princesa? —TaeHyung se burló—, ya me conociste a mí, ¿acaso existe alguien más importante que yo? —Sonrió de lado.

—No lo creo—Le seguí el juego—, pero seguramente los humanos consideran más importantes a unos que otros—Expliqué—, tú no cuentas, tú eres un príncipe de otro lugar.

—Me alegra que sepas quién soy, mi princesa—Me sonrojé al notar lo que había dicho.

Me giré hacia mi armario y tomé un vestido a rayas blanco y azul oscuro -el negro no existía en mis prendas, generalmente todo era rosa, azul y blanco-, junto a unas medias largas hasta por encima de mis caderas de color blanco. Me dirigí al cuarto de baño, realicé mis necesidades, y al levantarme me lavé las manos y después me cepillé los dientes, para luego desnudarme y entrar a la ducha y asearme debidamente.

El agua tibia hacía que me tranquilizara. A decir verdad ir a esa reunión no me ilusionaba, simplemente en ocasiones como estás solía ser una desconocida. Generalmente, solo me saludaban por cortesía e hipocresía, o al menos eso sucede en mi familia humana, que sólo nos busca por el dinero, mis padres trabajan duro para darme lo mejor, por lo que ellos piensan que son ricos. Aunque hayan deudas que pagar.

A diferencia de mi familia materna, todos los seres alados que la conforman me hacen sentir especial, querida, amada. Cosa que casi generalmente no suelo sentir.

Salí. No podía seguir gastando agua inadecuadamente, enrollé una toalla alrededor de mi cuerpo, y comencé a prepararme dentro del baño por la no tan anhelada reunión .

Ya había desayunado. Ahora mismo me encontraba en el asiento trasero del auto, junto a un TaeHyung que mis padres no podían ver. Él observaba cada parte del auto con curiosidad, cuando terminó, hizo lo mismo a través de la ventana. Veía como niños caminaban junto a sus madres o jugaban por ahí. Mascotas paseando con sus dueños, los carros al lado del nuestro, las plantas y demás. Su rostro era iluminado por la luz del sol, se veía mejor que nunca, su rostro centrado en mirar a su alrededor, y luego estaba yo ahí a su lado. Mis latidos se hicieron más notorios y me costaba respirar, estaba mirándole disimuladamente desde el otro lado del asiento, tratando de mirar otra cosa más que no fuese él.
Me dediqué, por mi parte a realizar lo mismo que él. Sin embargo, un camión captó mi atención; el conductor estaba visiblemente en mal estado ya que el objeto de ruedas iba de un  lado al otro. Abrí mis ojos con preocupación tratando de identificar que era sólo mi imaginación, pero no fue así, si no se detenía iba a chocar con dos peatones, ambos niños y sus padres una calle atrás vigilándoles desde lejos. Escuché una pequeña risilla por parte de TaeHyung quien miraba a través del cristal una escena totalmente diferente, niños peleando por un algodón de azúcar. Seguía alerta, tenía miedo. Miedo de volver a hacer nada.

El semáforo frente a nosotros dio rojo. Cada vez el camión se acercaba más, dudaba si me daría tiempo, estaba ligeramente cerca, lo meditaba en mi cabeza con rapidez. Pero, a pesar de todo, tras un un impulso de necesidad por ayudar, abrí la puerta de mi lado y ni me importó cerrarla, sólo corría tan rápido como mis piernas me permitían. Me sentía con esa extraña necesidad de ayudar, sólo que ésta vez no sería de nuevo un espectador, como la última vez con aquella mujer de vestido color de rojo. Ésta vez intentaría hacer algo. Debía llegar lo más rápido posible hacia los niños, ya pensaría como saldríamos los tres con vida, pero tendría que ser rápido.

(⏳) ੈ⨾  Sólo pedía que me dieran tiempo suficiente para llegar. Aunque todo ésto pareciese sacado de una fantasía.

Exotic ≈ K.TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora