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Fragmento.
La sombra se acercaba cada vez más a mí y tuve demasiado miedo. Mis niños estaban ahí, junto a su pequeño hermano y esa cosa iba vagando por la habitación. Me levanté con pocas fuerzas, e hice que nuestros pequeños llevasen en brazon al recién nacido al lado de tus padres; sus abuelos. Mientras les gritaba cuanto les ambaba a los tres por última vez. ¿Por qué no me dijiste? Si me hubieses dicho de que había una guerra todo sería diferente. Habría regresado y todo cambiaría. Hubiésemos podido hablar con los altos mandos y rogar que me quitaran lo angelical. No se hubiesen negado porque ellos odian a los traidores como yo. Si tan sólo no te hubieses ido por el camino 'fácil' Sería todo magnífico. Tú y yo criando a nuestros hijos, viéndolos crecer, viéndolos amar, casarse, tener hijos. Y luego de haber cumplido nuestra misión, pasar a nuestra vida eterna. Pero no. Decidiste mentirme, mentirnos. Diciendo que todo iba de maravilla. Y aquí estoy pagando por tus actos. La sombra se acercaba con lentitud, su silueta era algo que no podía observar, pero en pocos momentos esa sombra desaparece dejando la luz. Nuestra compañera estaba allí asesinando al que estaba poniendo fin a mi vida. Y mientras yo iba muriendo, ella se corrompía. Ahora era un ángel que vivía en el pecado. Y todo, por ti. Nunca te tuvimos rencor, de hecho, cuando le dedicaba mi última sonrisa a mi amiga. Le decía que te dijera a ti y a los niños que los amaba. Le prometí que desde donde sea que estuviese, le concedería un milagro. Como una forma de agradecerle su amistad. Y si alguna vez mis hijos me necesitan, allí estaré, dónde sea que esté.
