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Capítulo diecinueve. "Paraguas"
Ya era tarde, y yo me encontraba al otro lado de la ciudad. Me levanté de aquella banca y caminé rápidamente de vuelta. Pequeñas gotas de agua caían, causando maldecir el no haber traído un paraguas, cosa que era imposible que creara uno para mí mismo, porque los demonios únicamente dan regalos a sus presas. Vi una pequeña tienda abierta y entré de inmediato, le pregunté al dueño si tenía un paraguas que me vendiese y él fue a buscarlos.
Dos risas conocidas se escucharon en el lugar, y juro que sentí como si toda el agua de lluvia me estuviese cayendo encima; eran Hoseok y mi ángel. Por un momento odié al planeta por ser tan inesperado, pero a la vez tan predecible, porque siempre que no querías algo te lo daba y si lo querías era lo contrario. En mi caso claramente, lo menos que quería era encontrarme con Haneul y mucho menos junto a Hoseok, justo después de haberle mostrado mi molestia frente a el chico. Me coloqué el gorro que traía mi sudadera y mordí mis uñas con nerviosismo girando mi rostro en otra dirección, ojalá aquel hombre no demorase mucho. Y tal como pensé, el hombre se acercaba con un paraguas de color negro, agradecí porque mis plegarias fuesen escuchadas, pagué con rapidez para largarme de una vez por todas.
En la puerta mientras intentaba abrir el paraguas el cual no quería abrirse, salieron ellos dos sin percatarse de mi presencia, me desesperé e intenté abrir el objeto y una vez antes que me vieran cubrí mi rostro con el.
-Está lloviendo-Haneul estiró su brazo fuera del establecimiento para sentir las gotas de agua caer en su mano -, no debimos haber gastado todo el dinero en dulces.
-Tienes razón pero no importa, voy a pedir un taxi-Hoseok iba a salir pero Haneul lo detuvo.
-Las calles han de estar completamente solitarias, Hoseok. Además ya son casi las diez, no creo que pase alguno a éstas horas y por aquí -Le miró.
-Estás en lo correcto, pero al menos debemos llegar a casa caminando o en autobus, por lo que debemos mojarnos hasta llegar-Ella asintió a sus palabras.
-Es mejor que no llegar nunca-Le sonrió.
Ambos colocaron una bolsa de sus compras sobre su cabeza para evitar mojarse, cosa imposible por la cantidad de agua que caía del cielo. Negué con la cabeza, ellos ni siquiera se habían percatado aún de mi presencia, me alegré completamente por eso. Ambos caminaban rápidamente, pero a pesar de tener esa bolsa, la cual no servía de mucho, ya estaban bastante mojados pero no lo suficiente para enfermar. Odié esa parte de mí que me obligó a realizar una estúpida acción que pagaría más adelante; me acerqué a ellos corriendo y posé el paraguas que recientemente había comprado sobre sus cabezas, quedando empapado por completo casi al instante. Ellos giraron en mi dirección, ambos bastante confundidos.
-¡TaeHyung! -Haneul me sonrió-, no te has ido. Gracias por el paraguas. Ven, ahora podemos ir los tres juntos.
-Lo siento-Negué -, no iré con ustedes, no quiero incomodar.
-¡Pero te vas a mojar! -Me regañó.
-¿Se puede aún más? -Reí solo, y es que ya estaba mojado de pies a cabeza-, lleven ésto para cubrirse, ustedes pueden llegar sin mí.
-Ey, deberías venir-Hoseok ofreció y volví a negarme.
-TaeHyung, ¡no te vayas!-Gritó-, ¡podrías enfermarte!
No quería verles más, al menos por el momento así que la ignoré de nuevo y huí. Empecé a correr para alejarme de ellos y llegar a casa lo más pronto posible. Era seguro lo que decía y es que, tras estarme mojando, atraparía una enfermedad, estar compartiendo con humanos me contagiaba su debilidad. Pero al menos sería yo el que se enfermaría en vez de ella. Además, ahora había visto al ángel del que Jimin hablaba.
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-¡Kim TaeHyung! -Mi mejor amigo me golpeó la cabeza una vez abrió la puerta.
-Jimin,no estoy hecho para ésto -Confesé una vez me hacía paso.
-¿Con la chica? -Asentí-, TaeTae, si así lo crees, pues cree eso. Pero ten en cuenta de que ella aún no te ha dicho nada al respecto a menos que tú se lo hayas dicho ¿o sí? -Negué un poco avergonzado-, aún puedes intentar. Pero si estás cansado, estás en todo tu derecho. Casi no sé de éstas cosas, así que no te puedo dar un buen consejo. Pero toma una decisión de la que no te puedas arrepentir.
-Gracias, Jimin-Le sonreí y el lo hizo de vuelta.
-Ahora ve y toma una ducha caliente y cambia tu ropa a una seca, iré a preparte un té -Se fue hacia la cocina.
Caminé hacia mi habitación, tomé lo primero que ví en el armario y me metí al baño, primeramente a realizar mis necesidades básicas; cepillar mis dientes, seguido de eso utilizar el sanitario, y después meterme a dar una ducha con agua caliente. Una vez terminé, me sequé por completo y me vestí. Salí en dirección a la sala no sin antes tirar la ropa húmeda en la lavadora y ya sentado en el sofá con tres cobijas encima me dediqué a ver lo primero que hubiese en la televisión.
-Aquí tienes-Jimin se acercó hacia mi y dejó una taza con té de contenido-Lo que está al lado, es miel con limón, toma dos o tres cucharadas. Es efectivo-Sonrió mientras tomaba asiento a mi lado.
-Lo haré, gracias-Tomé la taza y comencé a beber el contenido-, me alegra que tu madre te haya dado una pequeña enseñanza sobre ésto.
-Tienes razón. Mi madre solía preocuparse por éstas cosas cuándo aún era un ángel-Sonrió con melancolía-, pero pasado es pasado. No me arrepiento de haber caído-Volvió a sonreír -, al menos ahora soy más consciente.
Y como siempre estaba en lo correcto. Jimin era un buen chico, debido a que anteriormente vivía comi un ángel, sin embargo, muchos le tacharon de haber caído en la tentación. Pero estaban equivocados y en parte ellos tenían la culpa. Iniciando por haberle metido en algo que no tenía nada que ver.
En los años que llevaba conociéndolo, él me mostró ser alguien de confianza y apoyo. Aunque aveces no pudiese hacer nada, sonreía dando a entender que haría lo que estuviese a su alcance por ayudar. Tenía un excelente corazón y además de eso era extremadamente amable, inteligente y alegre.
