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Desperté algo cansada, no había dormido mucho. La estancia en un espacio como aquel resultaba complicada. Había noches en las que simplemente el terror se apoderaba de mi cuerpo y mente, otras en las que dormía como un bebé. De cualquier forma, me levanté casi al mismo tiempo que Hoyeon de su ataúd.

- Oh, ¿Ya estás despierta? - Preguntó adormilada a la par que buscaba unos calcetines en el cajón.

- Creo que ni siquiera he llegado a dormirme del todo. - Le conté con un tono molesto ante la situación.

- ¿Y eso por qué?

- Ya sabes, hay noches que se hacen difíciles cuando recuerdo que en cualquier momento puede aparecer por aquí un vampiro y morderme, o una sombra y matarme. - Respondí buscando ahora yo unas calcetas.

- Ya te dije que las Imeras son inofensivas si no las atacas.

¿Inofensivas? ¿Era en serio?
Ya había estado a punto de morir en sus manos en varias ocasiones.
Tal vez lo eran para la gente no maldita, pero yo ya estaba convencida de estarlo.

- Bueno... - repliqué sin saber muy bien cómo reaccionar, sin decirle lo que me había pasado.

- Y, si te consuela, todas las criaturas que gozan de la teletransportación solo pueden usarla para destinarse a lugares que han visto previamente. En esta habitación solo han estado Riki y Jungwon, que yo sepa. - prosiguió.

- Y Sunghoon. - añadí recordando que cada vez que me traía para salvarme de una sombra, ella estaba dormida o dentro del ataúd.

- A ese lo has traído tú. Pocas veces se le ha pasado por la cabeza venir aquí a verme cuando no había clases. Pero bueno, - rió - así es él.

Asentí siguiéndole la risa, algo nerviosa.
Debía contarle las cosas, se suponía que era mi amiga.
Agarré la ropa y me metí en el pequeño baño que acompañaba nuestro cuarto. Me vestí rápidamente con el uniforme y salí para encontrarla a ella ya vestida. Cogí los zapatos y me senté en la litera baja junto a ella.

- Tengo que contarte algo. - comenté tratando de sonar despreocupada, desatando los cordones de mis zapatillas.

- ¿Qué pasa? - sonó alarmada, rara vez mantenía tanta conversación y sobre "secretos", menos aún.

- Bueno... Creo que tengo un problema. He tenido varios encuentros desagradables con Imeras. Es decir, para mí no son inofensivas.

- No habrán sido tan graves si sigues viva, ya sabes... No pueden hacerte nada malo. Hemos crecido sabiendo que son inofensivas. ¿Cómo iba eso a cambiar de repente? - Trató de restarle importancia, pero era en vano. No sabía toda la historia.

- Sigo viva porque Sunghoon tuvo que salvarme en varios accidentes, por eso ha estado aquí. - confesé - Y él me dijo que no es normal lo que esas cosas tratan de hacerme.

- ¿A qué se refiere?

- Cree que puedo tener una maldición y, honestamente, también lo creo... No solo por esto, hay que añadir el por qué estoy aquí. Ese incendio que provocaron ellas y me atribuyeron la culpa.

Hoyeon, cabizbaja y pensativa, carraspeó.

- Lo siento. No he pensado en esa posibilidad. No soy muy cercana al mundo de la magia y... Eso. La verdad, no sé nada. - Se disculpó.

𝐅𝐈𝐑𝐄 𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐈𝐑 | Park Sunghoon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora