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Por fin entré a la biblioteca después de mi charla con Sunghoon, y me dirigí hasta la misma zona que la última vez.
En el trayecto, pensaba en lo crueles que debían de ser las familias de Jake y Riki como para que no les importara dejar a sus hijos ahí, si realmente no habían hecho nada malo. La de Sunoo al menos quiso devolverlo a su hogar, pero fue él el que decidió quedarse.
Sin embargo, los chicos estaban cómodos en el lugar, y en cierto modo me beneficiaba su estancia allí, los tres eran mis amigos a quienes quería, después de todo.
Aún no sabía los motivos de Sunghoon, que era el que más me interesaba, Jay y Jungwon, pero ninguno de ellos parecía una mala persona y los motivos que salían en el expediente eran difíciles de creer, especialmente el de Sunghoon, que era una completa tontería. Me preguntaba si sus motivos eran tan duros y profundos como para esconderlos así, o si de verdad estaban en el reformatorio por razones estúpidas como los demás.Mientras pensaba, buscaba el mismo libro de la última vez para seguir leyendo sobre maldiciones, pero no estaba por ninguna parte.
Quise buscar alguno más, pero todos los que había eran inútiles, hablaban sobre el origen de las maldiciones, quiénes podían crearlas y cómo aprender a maldecir. Todo era irrelevante, eran cosas que no necesitaba saber, excepto quién podría haberme maldecido, pero era en vano si no conocía, primero, la maldición que tenía.Buscaba y buscaba pero no lo encontraba, me estaba volviendo loca, tanto, que sin darme cuenta grité.
- ¡Maldita sea!
- Ssh. - Escuché al otro lado de unos cuantos estantes.
La bibliotecaria, como era normal, me estaba mandando a callar ya que hablé demasiado fuerte. La entendía, yo también odiaba el ruido, aunque reinara en mi vida.
Me iba a dar por vencida hasta que me giré y vi al chico pelirrojo sentado de nuevo, mirándome incrédulo, parecía que tampoco le agradaban los espacios ruidosos. Había ignorado su presencia ya que estaba acostumbrada a encontrarlo ahí.
- ¿Eres estúpida o qué te pasa? - Preguntó, de repente.
Su voz era cálida pero irritante, de alguna forma. Tal vez fueron las palabras que me dijo que, para ser las primeras que me las dirigía, no eran muy agradables.
- Sí, lo soy. ¿Algún problema? - Respondí asqueada.
- Si quieres saber sobre maldiciones y no encuentras nada aquí, pregúntale a una bruja, hay cientos aquí, Dios. - se quejó.
- Qué sensible... - susurré mientras me iba a seguir su consejo, recibiendo una mirada de mala gana por su parte, pero feliz porque al fin y al cabo, amable o no, me ayudó.
Cuando me giré por última vez para verle, me di cuenta de que estaba leyendo el libro que buscaba. No me agradaba, solo intercambié unas palabras con él, pero desde luego que me parecía estúpido.
Sin embargo, su consejo era útil. Tal vez una bruja o hechicera me daba información más rápido de lo que lo haría el libro. Y además, pelearme con él para que me dejara leer durante horas sería lo más inútil que haría durante toda mi estancia allí.Salí de la biblioteca después de una reverencia de disculpa a la bibliotecaria elfa.
Paseaba por los pasillos pensando en cómo narices iba a encontrar a una bruja o hechicera que me ayudara. Había visto a varias que llamaban mucho la atención por su apariencia. Túnicas, los típicos vestidos llamativos, sombreros, siempre iban cargadas de libros y frascos de pociones... Pero curiosamente en ese momento los pasillos estaban casi vacíos, y de las pocas personas que había, ninguna lo parecía. Todo parecía estar en mi contra.
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𝐅𝐈𝐑𝐄 𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐈𝐑 | Park Sunghoon ✓
Viễn tưởng𝐁𝐋𝐄𝐒𝐒𝐄𝐃-𝐂𝐔𝐑𝐒𝐄𝐃 | "La más hermosa maldición". Había fuego en el aire, las llamas se hacían más y más grandes, la culpa de aquello no la tuvo nadie más que un montón de misteriosas sombras sin forma, pero Minyeo tomó la responsabilidad si...