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Era uno de esos días de, simplemente, pensar.
Ubicada en la cama, con un extraño sentimiento de curiosidad que no podía saciar, contemplaba un cartón de ramen que tenía que calentar en el microondas, pero me daba pereza.
Mi mente planteaba diferentes tipos de situaciones que podían pasar, pero eran tantas y tan exóticas que apenas parpadeaba de tan solo imaginarlas.
Las maldiciones, el trastorno de Heeseung, el extraño comportamiento de Sunghoon, todo era tan diferente...

Sin darme cuenta, solté un suspiro exageradamente largo y sonoro.
De un momento a otro, Hoyeon, que se situaba sobre la madera de su ataúd, leyendo un libro, se teletransportó en un abrir y cerrar de ojos a mi lado.

– ¿Qué te pasa? – me arrebató el ramen y lo mandó de un toque al interior del microondas, en cuestión de segundos utilizó su mente de manera ágil para poner este en funcionamiento.

– Nada, lo de siempre. – junté mis rodillas y las abracé, quedando acurrucada.

– Ya... Pensar y pensar. ¿No te gustaría dejar de hacerlo?

– No sabes cuánto. – reí irónicamente – Es que... Es todo tan diferente.

– ¿En qué sentido? – Preguntó acercándose más hasta quedar junto a mí apoyada también en la pared.

– En todos los que te puedas imaginar. – Hice una pausa, esperaba una respuesta pero solo recibí una mirada. – Criaturas que pensaba que no existían... Empezando por ahí, ya es un cambio radical.

– ¿Te cuento algo curioso? – Preguntó y no empezó a hablar hasta que asentí. – Bien, los ángeles y demonios, como sabes, aparecieron mucho antes que los humanos. He oído y leído por ahí que cuando los humanos comenzaron su existencia, los ángeles no se lo podían creer, tampoco. Es lo mismo, es lo desconocido. Solo hay que acostumbrarse.

– Ya, pero... ¿Entiendes que es complicado? Es decir; es un cambio total en mi vida, antes tenía todo planeado, mi futuro... Ahora no sé qué rumbo tomaré.

– Eso lo entiendo. – Paró un momento para elegir bien sus palabras. – Aquí todos somos así, todos pasamos por lo mismo. Todo está en la importancia que le des, pero acabarás asimilando la situación. Tienes un solo día a la semana para descubrir si toda tu familia sigue viva, si la raza humana aún no se ha extinguido, si todo está bien donde lo dejaste... Y en cuanto al futuro, ni siquiera pienses en ello.

– ¿Por qué lo dices? – Pregunté.

Apoyó una de sus manos en su hombro y suspiró profundamente.

– ¿Acaso puedes estar segura de que seguirás viva lo que queda de semana? Y no, no te quiero meter miedo ni que te mueras. La cuestión es que tienes una maldición, es seguro y es un hecho. Que veas Imeras que otros no ven y que te ataquen cuando son inofensivas... Es gravemente sospechoso. – asentí – Entonces simplemente debes centrarte en la actualidad, empieza por averiguar de qué se trata tu maldición. Una vez lo sepas, trata de solucionarla. Si no, tampoco podrás seguir con tu vida incluso en el mundo humano. ¿Acaso estabas segura ahí, antes?

– No... – negué – Aunque solo sufrí un ataque.

– Pero fue grave y te llevó hasta aquí. Claramente aquí hay más Imeras, pero en el mundo humano tenías otros peligros que aquí se resumen en criaturas peligrosas, que no son tantas porque nadie está preocupado de si matarte o no, de momento.

– Lo sé, pero... ¿A qué quieres llegar?

– A que no sabes lo que te depara el futuro, cuándo saldrás o incluso si saldrás. ¡Simplemente vive y enfócate en algo que te pueda ayudar en avanzar! – aconsejó animadamente, lo que me hizo sonreír un poco.

𝐅𝐈𝐑𝐄 𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐈𝐑 | Park Sunghoon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora