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...

Sunghoon no estaba, se había ido al cuarto de Riki. Su compañera, entonces, estaba conmigo.

Hoyeon y yo echábamos de menos ser compañeras de habitación, en ocasiones, la compañía de la otra era más que necesaria. Además, ese día en particular, la vampira parecía muy desanimada.

Ambas estábamos sentadas sobre mi ataúd, yo le mostraba algunas fotos que tomé en el mundo humano, que aún estaban guardadas en mi teléfono. De repente, salió una de hacía tres años, en año nuevo.
No hacía mucho, lo fue, y lógicamente nadie lo celebró. Al menos, no nosotros. El reformatorio ese día se veía como cualquier otro, no era nada importante.

Cuando la foto apareció, yo me desanimé un poco al recordar cuando tenía una familia estable y amistades con quien celebrarlo en un entorno normal, y ninguna de ellas creía que era una pirómana. Aunque tampoco era algo para lamentar en grandes cantidades; las cosas habían cambiado. Ahora sí que tenía cierto aprecio al fuego, y ya no me importaba año nuevo, solo era un día más que pasaba, como todos ellos, y alguien en algún momento decidió que aquello sería motivo de celebración.
Sin embargo, mi rostro no fue el único que se transformó.

- ¿Qué te pasa? - le pregunté.

Ella negó levemente con la cabeza -. Es que te pones a pensar, y es triste que en algún momento de tu vida crezcas y dejes de festejar con tus padres cosas como navidad y año nuevo. Al menos no como cuando eres pequeño. Pero es aún más triste que pararas porque tuviste que matar a tu padre, porque asesinó a tu madre. - se refirió a su caso, acabando en un suspiro que daba a entender que a veces anhelaba cuando todo era "normal" en su vida.

- Pero la culpa no es tuya, es de tu padre. - me encogí de hombros -. No sé... No fuiste tú la que decidió arruinar la familia.

- Decidí acabar con ella, mejor dicho. - rió levemente, era una risa irónica, algo perturbadora y humorística, para quitarle seriedad al asunto.

- Sí, eso sí, porque no te quedó más remedio.

Asintió -. Es solo que necesitaba a alguien que me entendiera. Cuando Riki me ve así por estas cosas, me consuela a su manera. Pero sé que tú podrías sentirte de forma similar.

- Estás en lo cierto, solo que se me pasa pronto. Me pongo a pensar y llego a la conclusión de que no merece la pena lamentar que las cosas ya no sean como antes. En mi caso, me he librado de estar alrededor de personas que no confiaban en mí, aunque fuera por un malentendido, y ahora estoy con Sunghoon. En tu caso, mataste al asesino de tu madre, así que...

- Hay una pequeña similitud, sí. - sonrió -. Supongo que tienes razón.

Le di varias palmadas en el hombro y estiré las piernas, antes de levantarme.

- Bueno, es miércoles y tengo que ir a hacerle una aburrida llamada a mis padres, antes de que me reclamen que les ignoro. Ojalá hacerlo. - admití.

- Ya me contarás. - se teletransportó a mi lado -. Iré a ver qué están haciendo esos dos.

Asentí e hice uso de mis poderes para llegar al lugar donde realizábamos las llamadas cada miércoles; una sala con varios teléfonos sobre mesas y asientos frente a ellos, nada más. Bueno, sí, el guardia de seguridad que por su postura firme y poca movilidad, parecía un adorno más.
Se notaba que estábamos en una cárcel de menores.

Le di mis datos a este y me senté, para así coger el teléfono y marcar el número del teléfono de casa.

Un pitido, dos pitidos, tres, hasta que mi padre descolgó.

- Hola, papá. - saludé con pocos ánimos, acabando en un suspiro mudo.

- Ah, eres tú. ¡Hany, ven! - llamó a mi madre.

Escuché el taconeo estruendoso de mi madre por todo el salón hasta llegar a mi padre, y empezaron a hablarme los dos.

- ¿Cómo estás? - preguntó ella.

- Como todas las semanas, mamá... Normal. - sonreí falsamente, no sabía para qué si no me veían, tal vez era la costumbre.

- Siempre igual. ¿Estás segura de que te tratan como te mereces? - cuestionó mi padre.

- Yo qué sé, papá. ¿Cómo se supone que merezco ser tratada?

- Pues bien, ¿No? Seguro que lo que hiciste no fue ni la mitad de lo que habrán hecho algunos allí.

"Y aún así me mandásteis a este sitio", pensé.
No contesté y mi madre decidió hablar.

- Nunca nos cuentas nada sobre nadie de allí. ¿Tienes amigos, al menos, o sigues siendo un bicho raro y solitario?

- Lo soy desde que se me acusó de algo que no hice, pero vamos. Sí tengo amigos, ¿Queréis algo o puedo colgar ya?

- No seas así, - interrumpió él, en señal de que desgraciadamente, no podía irme ya. - no tienes necesidad de seguir mintiendo con eso, Minyeo. De todas formas, veníamos a darte una buena noticia.

- Sorpréndeme.

- Creemos que con el tiempo que llevas allí, y el aislamiento que debes de estar pasando, ya habrás aprendido la lección. ¡Vamos a sacarte de allí para que vuelvas a tu vida normal! - anunció mamá.

- Mierda.

- ¿Qué? - esta vez era mi padre.

- ¡Nada! ¡Es que no me lo esperaba! - fingí sorpresa y una emoción que en realidad era nula.

No tenía ninguna intención en salir de allí. Por lo que me dijeron, no tenían ni idea de cómo era el reformatorio realmente, y me resultaba gracioso. Pero no, no estaba aislada, ni mucho menos cansada del lugar. Me quería quedar allí con mis amigos y con Sunghoon; era una idea mucho más tentadora que volver a casa.

- ¡Sabía que estarías contenta! Hablaremos con el director el viernes.

Podía ver su asquerosa sonrisa aún cuando no la tenía delante. No estaban realmente felices, simplemente querían pretenderlo, pero seguían teniendo el mismo miedo por mí y sabía que nada cambiaría, y que me tratarían de la misma forma, que no me agradaba especialmente.

- Bueno, me están diciendo que deje el teléfono.

El guardia ni siquiera me estaba mirando, pero yo necesitaba salir corriendo.
Mis padres se despidieron como si nada, yo lo hice también.

Me teletransporté a nuestro cuarto, Sunghoon ya estaba allí otra vez, con Riki y Hoyeon.
Solo con ver mi postura tiesa, mis hombros alterados y mi cara de pocos amigos que mostraba que había un problema, se acercaron a mí, curiosos.

- ¿Qué problema hay ahora? - preguntó Sunghoon.

- Mis padres quieren sacarme de aquí y van a hablar con el director el viernes, aunque me da que lo van a hacer antes, así son ellos.

Intenté decirlo sonriente, para tratar de suavizarlo, y creo que se notó demasiado que no quería que eso sucediera.

- Solo hay una solución para eso, y sabes cuál es, ¿Verdad?

Asentí y tragué saliva.
Tenía que hacerlo.

...

𝐅𝐈𝐑𝐄 𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐈𝐑 | Park Sunghoon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora