𝐅𝐈𝐑𝐄 𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐈𝐑 | Park Sunghoon ✓

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La noche anterior me fui a dormir en mal estado, muy malo.
Sunghoon iba a pedir que me trasladaran a su cuarto y, honestamente, eso no me molestaba aunque extrañaría varias cosas de estar con Hoyeon, pero igualmente sabía que ella lo entendería.
Lo que haríamos los tres sería ir a pedirle al recepcionista que hiciera varios cambios; me pondría con Sunghoon, a Hoyeon con Riki y a Jake con el antiguo compañero de Riki. Sabíamos que lo haría, ya que siempre se asustaba cuando veía mi brazalete y Hoyeon también lo llevaba. Serían dos.

Enumeraba todo lo que pasaba a mi alrededor aunque eso solo hiciera que me agobiara más.
Sunghoon me confesó que era el chico de mi maldición, pero no quiso contarme nada. Las Imeras podían utilizar objetos como recipiente, por lo que pensando seriamente, podría estar rodeada de ellas en cualquier momento y era una idea que no me gustaba especialmente.
Estaba consiguiendo almas para saber qué maldición tenía, aunque pensándolo bien, era inútil. Sunghoon lo sabía y debía decírmelo. Aún así, seguiría haciéndolo porque no podía confiar en que él ayudaría.
La inmortalidad no ayudó a que los ataques de Imeras frenaran, solo hizo que aumentaran.
Y en cualquier cumpleaños no muy lejano podía morirme, lo mejor de todo.

Suspiré y agarré la mochila para así ir a clase.

...

Estaba allí, pero mi mente no. La mencionada estaba en otra parte, quién sabe donde. En un paraíso que yo misma creé, imaginando cosas que jamás pasarían.
Yo, con Sunghoon, siendo una pareja tranquila, humana, con vidas normales y sin sombras demoníacas ni maldiciones de por medio. Una completa fantasía que estaba al alcance de muchos humanos, pero jamás al mío.

Me preguntaba si Sunghoon sentía algo por mí ya que alguna que otra vez lo había insinuado, y lo que teníamos era raro. Todas esas cosas que sentía cuando tocaba su piel... ¿Qué eran, exactamente? Ahora sabía que eran por la maldición pero, el qué era todo lo que sentía, era algo desconocido. Sentimientos encontrados, latidos fuertes y recuerdos tan borrosos que apenas podía identificar algo en ellos.  O mejor dicho, nada.
Yo sí sentía cosas por él, negarlo era inútil. Hacerlo me enfadaba, me molestaba muchísimo haberme enamorado del chico con el que estaba maldita por alguna estupidez que hiciera mi yo de otra vida. Ya no podía hacer nada, y todo lo que me quedaba era intentar romper la maldición.
Para eso, tenía que dejar de estar molesta con él; trabajo difícil. Últimamente siempre lo estaba, pero para mí era lógico. ¿Cómo no estarlo? No hacía más que ocultar cosas "por mi bien", ¿Realmente era tan complicado todo? Quería ponerme en su lugar, pero no podía.

Si se suponía que me quería, que no era nada confirmado más allá de suposiciones mías, entonces debía de querer contarme las cosas. ¿Por qué no lo hacía? No me entraba en la cabeza que quisiera protegerme, porque no sabía de qué quería hacerlo.

...

SUNGHOON

Minyeo estaba en clase, yo ayudaba a Jake a empaquetar sus cosas en silencio. Ya hablé con él sobre trasladar a la pelinegra a nuestro cuarto, le pareció bien irse, sabía que era necesario ya que le conté por qué necesitaba protegerla.
Lo de nuestra maldición era algo que solo le conté a él y Jungwon. Jungwon era quien lo sabía absolutamente todo y, de hecho, entró junto a mí al reformatorio cuando nos enteramos de que Minyeo estaría allí en un futuro, para ayudarme con cosas como cubrirme en clase, conseguirme informes, transmitirle mis mensajes a Yuna y acabar con todo aquel que presentara indicios de querer matar a Minyeo.