...
Una brisa, perdí el equilibrio, todos lo hicimos.
Volvimos a nosotros mismos para encontrarnos en una especie de montaña rocosa. El suelo era tierra, no se veía nada más además de eso. El cielo oscuro, casi negro. Donde sea que estuviéramos era ya de noche. Sin embargo, alguna fuerza hacía que se viera algo, debía de ser ella.
Un precipicio se apreciaba más adelante, sin rastro de su presencia. Estábamos solos o eso creíamos, Jayoon iba a aparecer en cualquier momento.
No podía ni siquiera apreciar dónde había piedras o rocas en el suelo, no nos lo estaba poniendo fácil. Miré a mi lado, todos estaban recuperando la compostura después del largo viaje a través de algún túnel espacio temporal que tuvimos que atravesar para que esa transición ocurriera.
- Sunghoon - musité levantándome del suelo, sin haberme dado cuenta de que estaba arrodillada -, ¿Qué hacemos?
- Vamos hacia allá. - señaló el acantilado.
- ¿Estás loco?
Me miró, y estaba completamente serio.
Suspiré, pensándolo bien, no había mucho más que hacer hasta que se dignara a aparecer.Fuimos hasta allí, siendo seguidos por el resto, que estaban incluso más desubicados. Nos mantuvimos a varios metros del borde. Miré al cielo, una fusión de colores se podía ver aparecer en él, de repente. Fucsias, morados, azules, y alguna que otra nube blanca que apareció de la nada.
Los dejé atrás y me acerqué al final, mirando hacia abajo y apreciando la gran altura que había desde mi ubicación hasta el suelo. Cientos de metros. No había posibilidad de vivir si caía. Eso añadía aún más adrenalina innecesaria a toda esa situación.
Lo que pareció un trueno sonó de repente, haciendo que me asustara y retrocediera, afortunadamente no fui hacia delante.
Miré detrás mía. Y la vi.
Una mujer alta flotaba a una distancia considerable del suelo. Vestía un vestido largo y completamente blanco, con una apertura en el lado derecho que mostraba su pierna. El viento también contribuía, y no solo a eso. Movía su cabellera formando ondas hacia los lados. Su pelo era negro como el azabache y llevaba flequillo. Junto a ella, lo que parecían cientos de caballeros armados y completamente cubiertos con armaduras.Terror era lo que sentía en ese momento. Pensar que ella lo causó todo, con ese cuerpo aparentemente delicado y ese rostro de porcelana, pero cubierta de maldad por fuera, y llena de esta por dentro. Fue ella la que nos maldijo, la que nos tuvo durante años y años en una pesadilla. La chica que hizo a Sunghoon sufrir algo tan sencillo como enamorarse, y sufrirlo con la intención de que lo hiciera hasta que no pudiera más.
Y me estaba mirando con el rostro más serio que podía tener, era casi igual de intimidante que Sunghoon, cuando se ponía así. Me ignoró y se giró hacia el resto. Debía de tenerle más rabia, rencor, odio, o lo que fuera, a Sunghoon.
Me teletransporté rápidamente hacia donde estaban todos, era mejor que arriesgarme a que uno de sus soldados tratara de empujarme al vacío.
Quería susurrarle algo a Sunghoon, lo que fuera, ni siquiera lo sabía. Preguntarle qué íbamos a hacer, decirle que estaba arrepentida y quería irme, pero... ¿Merecía aquello la pena, o era mejor arriesgarlo todo con la posibilidad de que las cosas salieran un mínimo de bien?
Jayoon iba a saber quién era, con quien se había metido. Tal vez ese era el único momento entre tantos de mis otras vidas en el que me observaría y sentiría la posibilidad de morir.
Por ello me puse recta, sacando pecho, me crucé de brazos y dirigí mi vista directamente a sus ojos.
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𝐅𝐈𝐑𝐄 𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐈𝐑 | Park Sunghoon ✓
Фэнтези𝐁𝐋𝐄𝐒𝐒𝐄𝐃-𝐂𝐔𝐑𝐒𝐄𝐃 | "La más hermosa maldición". Había fuego en el aire, las llamas se hacían más y más grandes, la culpa de aquello no la tuvo nadie más que un montón de misteriosas sombras sin forma, pero Minyeo tomó la responsabilidad si...