...
- Bueno... Últimamente está todo muy calmado, ¿No? - Estiró sus brazos, acabando en un suspiro perezoso y los colocó detrás de su cuello mientras se recostaba en el regazo de Hoyeon.
Estábamos de nuevo en los jardines, habían pasado dos días desde el último acontecimiento. Ya hacía un poco más de calor, era Marzo.
- Riki, te voy a arrancar el cuello. - amenacé.
- ¿Por qué? - se hizo el ofendido.
- Ah, no sé. Dices que todo está tranquilo cuando Sunghoon se murió hace como una o dos semanas, a mí casi me matan hace dos días, y en general estamos los dos malditos y Jay, Heeseung y Yuna no paran de complicarse la vida para ayudarnos. Pero sí, todo muy relajado. - hablé con ironía.
- En ningún momento os he incluido a vosotros, yo hablaba de Hoyeon, Jake, Sunoo, Jungwon y yo. - rodó los ojos.
- ¿¡Jungwon!? - exclamó este -. ¡Jungwon lleva soportando a Sunghoon pedirle ayuda en todo durante cien años! - se quejó.
- ¡Bueno, pues tú no!
De repente, una flor se arrancó sola del suelo y voló hasta la boca de Riki.
Él la escupió y empezó a toser y acariciarse la lengua por el mal sabor de esta, nosotros empezamos a buscar un culpable hasta que Sunghoon dio con la cara de satisfacción de Jay, y todos empezamos a reírnos.
- Te la debía. - se excusó.
- Cuánto rencor... Voy a contar un chiste.
- ¿Así, de repente? - preguntó Jake.
- Pues claro, para relajar el ambiente.
- This guy...
- ¿Qué has dicho? - cuestionó Jay a Jake.
- ¡Silencio! - intervino el menor -. Aquí voy, eh. Un niño le dice a su madre "mamá, la abuela está mala". Y su madre le contesta "pues déjala apartada y cómete solo las patatas".
Empezó a reírse él solo y a mirar a Hoyeon, que suspiró, esperando a que por lo menos ella reaccionara.
- Reírse, por favor... - nos pidió la susodicha.
Todos empezamos a reír de una forma un poco falsa y exagerada, hasta que a Sunoo le resultó graciosa la situación y empezó a reírse de verdad, incluso acabó ahogándose y atragantado con su propia saliva.
Riki era el que más cerca estaba, así que se levantó y le dio un par de golpes en la espalda hasta que se reincorporó.
- ¿Estás bien?
- Casi me muero. - contestó sonriente porque aún le daba risa -. Pero sí.
- Que no se muera nadie más, por favor. - supliqué.
- Lo dice la que se ha cargado a más de mil quinientas personas. - increpó Jay
- Personas que me daban igual. - especifiqué -. Además, no es por nada, pero tú mataste como a la mitad y sacaste el alma de todas.
- Tienes razón. - admitió -. Pero es que si no lo hago, Sunghoon me mata.
- En efecto. - añadió él.
...
- Oye, Jay. - lo llamé.
Él me miró cuestionándome con la mirada qué pasaba.
Ya se habían ido todos, y nosotros también, solo que a la cafetería. Sunghoon tenía gimnasio y tenía que admitir que ya me daba miedo cómo de fuerte se pudiera llegar a hacer después de lo que vi el día anterior, pero me gustaba porque, después de todo, era poder que iba a usar a mi favor.
Jay no estaba comiendo nada, yo me serví una taza de plasma.
- ¿Puedo preguntarte algo un poco personal, aunque no sea de mi incumbencia?
Asintió.
- Es que me lo llevo preguntando mucho tiempo, - empecé. - ¿Qué te trajo hasta aquí?
- Pues mira, - comenzó. - básicamente, "defraudé" a mi familia.
- Entonces, ¿Es lo que ponía en tu expediente? ¿Era cierto?
- Ahí te pone la excusa, pero no el trasfondo. Lo que yo hice fue subir al mundo humano sin permiso de mis padres y hacer amistad y noviazgo con varios ángeles, aunque lo de noviazgo ya no. El caso es que después de eso algunos demonios trataron de atacar a mis amigos y novia, y los maté. Todo eso en conjunto fue como un doble ataque para los demonios, y razón suficiente para mis padres para enviarme aquí. - se encogió de hombros.
- Pero... No lo entiendo. ¿No se supone que en la actualidad, los dos bandos se llevan bien y no hay disputas?
Asintió -. Sin embargo, los demonios a los que yo maté eran muy antiguos, es por eso que no estaban de acuerdo con mis actos. Mis padres tampoco lo estaban por lo mismo.
- ¿Y eso no te llevaría a estar desterrado del infierno, según lo que leí?
- Lo estoy. - sonrió nostálgico -. Llevo sin pisarlo desde el año mil novecientos noventa y seis, pero bueno.
Eso me recordó a que en Abril, Jay iba a cumplir cuarenta y dos años, y aún no me acostumbraba a esas edades tan avanzadas y a que siempre tuvieran aspecto joven. En el caso de los vampiros, por la inmortalidad y en el caso de los demonios, porque no morían y su recipiente siempre se conservaría de la misma forma. Los ángeles por la misma razón que los vampiros, y el resto de las especies, no tenía ni idea de si en algún momento morían o no.
Su situación era triste. A mí el infierno me resultaba un espacio aterrador solo de pensarlo, pero para él, que era un demonio, debía de ser terrible no poder visitarlo; era su hogar. Aunque lo más probable es que estuviera acostumbrado.
Sin embargo, me surgió una duda.
- ¿Entonces, cómo es que mandas objetos y personas allí?
- Puedo hacer eso, pero no puedo ir yo. Al fin y al cabo, les beneficia. Los objetos les dan igual, pero las personas las utilizan de siervos o alimento. - se encogió de hombros -. En cualquier caso, aquí estoy bien.
- Ya... La verdad es que este es un lugar muy cómodo, sin contar que de vez en cuando alguien intenta matarme. - reí irónicamente -. Pero espero poder salir de aquí pronto, y sacaros a vosotros también.
- Sunghoon puede conseguir eso fácilmente, pero es verdad que es mejor esperar a que dejéis de estar malditos. No es posible saber si seguirás queriendo estar con él después de todo, y que os vayáis a vivir juntos no es la mejor opción. Además, estáis algo más seguros aquí que en el exterior.
- Eso es cierto, por eso no me quejo.
Hablar así con Jay era muy satisfactorio, el hecho de que sacarle almas a la gente y cometer delitos nos uniera fue algo bastante irónico, pero eso era lo de menos. Era un buen amigo, sabio, que daba buenos consejos y al mismo tiempo era gracioso. Sabía desde el principio que debajo de esa coraza demoníaca, literalmente, se escondía un pequeño ángel. Por eso no me extrañaba lo que me contó.
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𝐅𝐈𝐑𝐄 𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐈𝐑 | Park Sunghoon ✓
Фэнтези𝐁𝐋𝐄𝐒𝐒𝐄𝐃-𝐂𝐔𝐑𝐒𝐄𝐃 | "La más hermosa maldición". Había fuego en el aire, las llamas se hacían más y más grandes, la culpa de aquello no la tuvo nadie más que un montón de misteriosas sombras sin forma, pero Minyeo tomó la responsabilidad si...