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Pasaron dos días, ya compartía dormitorio con Sunghoon y la verdad es que todo fue muy silencioso y cómodo. Aunque estaba algo nerviosa, pues no tenía claro qué éramos exactamente.

Me comentó que tenía algo que decirme, una idea para conseguir almas, pero que me la diría por la tarde pues tenía que asegurarse de que el lugar al que iríamos estaría repleto de gente. No teníamos clases esa mañana, por lo que salí. Quería respirar un poco de aire fresco y, de paso, ver si Mina y el gatito estaban en la orilla.

Fui caminando desde el patio hasta la valla y, como solía hacer, me teletransporté fuera de la zona que delimitaba esta. Había mucho oleaje, las olas se movían de forma feroz a pesar de que no hacía viento, no era algo normal. Me preguntaba qué ocurría.

Mina no estaba, pero quería quedarme. Por ello caminé hasta la orilla y me senté en la arena, ese trozo sí me transmitía calma, a diferencia del pequeño lugar que entraba en la zona en la que se nos permitía estar, donde aconteció el incidente con la Imera. Era de esperar que pronto ocurriese algo parecido, o peor. Ya conocía el poder que estas albergaban y tenía en cuenta que, probablemente, aún tuvieran muchas cosas que mostrarme.

Observaba atentamente las olas cuando, de repente, vi algo saltar entre ellas. Una gran cola de pez se asomó y me asusté un poco; por el tamaño, podía ser algo como un tiburón.
No vi si tenía escamas, pues estaba lejos, pero sí que brillaba bastante. Tenía que haber prestado más atención al salto para ver qué era por lo que, aún estando asustada, permanecí en el lugar para observar atentamente la zona entre las olas donde ocurrió.
Miraba fijamente, esperando encontrar algo cuando, de repente, algo asomó por la orilla.

- ¡Hola! - saludó.

Me quedé mirándola estupefacta. Era una sirena.
Tenía torso y rostro femeninos, mientras que podía ver por la transparencia del agua cómo poseía cola de pescado y, además, las aletas en el acabado de esta sobresalían del agua y se movían con felicidad. Esta era de un color granate con algunas escamas púrpura y, por la zona de la cintura que se fusionaba con su piel, lo que parecían cristales bastante llamativos de color blanco. También llevaba la típica parte de arriba con cuerdas cubiertas de conchas, piedras preciosas... A juego con su cola.
Por fin pude ver una sirena y, aparentemente, una muy amable.

- Hola... - saludé, bastante anonadada.

- ¿Nunca has visto una sirena? - me preguntó, sorprendida. Se percató bastante rápido de que nunca las había visto.

Me di cuenta de que su pelo ya se había secado, tan solo estando unos segundos fuera del agua.

Negué con la cabeza.

- ¡Entonces, es un gusto presentarme como la primera sirena que ves en tu vida! - exclamó emocionada -. Soy Kim Sihyeon.

Rostro ovalado, nariz chata con un lunar en medio, pelo castaño y ojos bonitos. Definitivamente tenía la apariencia que hacía falta para ser un ser así, aunque en realidad fuera el rostro que ella eligió para cubrir su aspecto real.

- Un placer. - respondí sonriendo.

- Hmm... ¿Qué podríamos hacer? - preguntó pensativa -. ¿Te gustaría que te hiciera demostraciones de mis poderes? - cuestionó sonriente.

Parecía muy emocionada por ser el primer avistamiento de sirena de alguien, y también aburrida. Acepté asintiendo, pues tampoco pensaba moverme de allí, teniendo semejante espécimen delante.

𝐅𝐈𝐑𝐄 𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐈𝐑 | Park Sunghoon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora