- 36 -

1.6K 193 62
                                    

...

Para mí, aún era un sueño que Sunghoon estuviera vivo.

Después de todo lo que pasó, decidimos tomarnos un descanso de unos días, no sin antes hacer recuento de las almas que habíamos conseguido.
Mil quinientas, ni una más, ni una menos. En ese momento teníamos mil quinientas treinta y nueve.

Tanto Sunghoon como yo estábamos muy felices; pudimos hacer un gran avance significativo, por fin. Tan solo nos quedaban menos de la mitad de almas por conseguir y aunque seguía siendo un número bastante elevado para lo que era, no nos importaba. Solo teníamos que meternos en una situación parecida. Eso sí, tendríamos que llevar más cuidado para que nadie muriera momentáneamente.

Estaba sentada sobre mi ataúd, "pensando", en realidad era la única vez en la que no estaba haciendo eso. Mi mente estaba en blanco, mis ojos tomaron el suelo como punto fijo al que mirar, mientras Sunghoon meditaba frente a mí. Desde que sucedió eso, se empeñó en que debía de mejorar sus reflejos aún cuando eran casi perfectos. Más tarde iría al gimnasio junto a la pista de fútbol, para entrenar con Jay, que también se sentía culpable por todo lo que pasó. Era irónico, porque si no hubiera sido por ese inconveniente, todo habría salido perfecto; conseguimos la mitad de almas que necesitábamos y, juntándolas con las pocas que ya tenía, ya éramos poseedores de más del cincuenta por ciento de lo que necesitábamos.

Sunghoon abrió un ojo y me vio de esa forma, de inmediato, paró de levitar y se puso de pie. Se teletransportó a mi lado, luego desapareció. Estaba frente a mí, posteriormente a la derecha.
Estaba jugando para animarme y, siendo él, fue imposible que no me sacara una sonrisa.
Una vez lo logró, se sentó junto a mí de forma seria, y me miró a los ojos.

- ¿Qué te pasa? - preguntó posando su mano en mi pierna.

- Nada, es que... No sé, tal vez me siento un poco mal por todo lo que hicimos, y encima moriste por eso.

Sunghoon negó -. Yo ya estoy vivo, gracias a tí y a Yuna. Sobre todo a tí, que me diste tu sangre. Además, no es la primera vez que me muero. - rodó los ojos, irónico.

Aquello era curioso.

- Ya, pero toda esa gente que matamos... Tendrían familia, amigos...

- Pues probablemente sí pero, ponte a pensar, date cuenta de que todos tenían miles de años, porque ese es el tipo de gente que va a esos eventos. Los conocía a casi todos. Por eso, sé que su mentalidad estaba bastante anticuada, no evolucionó en ningún momento. Eran todos unos retrógrados. Ninguno estaría de acuerdo con lo nuestro si todos hubieran sabido quién eras, ninguno habría tenido piedad.

- Eso no quita que fueran personas con una vida hecha.

- Tienes que dejar tu humanidad de lado más seguidamente. Minyeo, esa gente te habría matado sin pensarlo si hubieran tenido que hacerlo. Aquí no somos tan empáticos.

Le miré, pensando en sus palabras por unos segundos.

- ¿Estás seguro?

- Más que seguro. Minyeo, aquí somos así... y yo, en concreto, creo que aquellos incapaces de sacrificar algo nunca podrán cambiar nada.

Me quedé un momento analizando esa frase, y lo cierto es que llevaba toda la razón.
Ya no se refería solo a sacrificar personas, si no otras cosas; relaciones, dinero, oportunidades... Podían ser muchas las cosas que había que dejar para cambiar algo que era necesario en la vida de alguien.

𝐅𝐈𝐑𝐄 𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐈𝐑 | Park Sunghoon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora