El príncipe V

V

CAPÍTULO 5

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Sentí que me iba a desmayar otra vez, el cepillo que tenía en mis manos cayó al suelo, yo también iba a caer en el, pero el muerto o fantasma o zombie lo evitó, me tomó en brazos y me llevó a la cama donde me senté y él se fue otra vez a la ventana sin dejar de mirarme.

Estaba aterrorizada, me metí debajo de las sábanas, pero sin dejar de verlo.

¿Saben que hay niños que le temen al monstruo del armario y aunque saben que ahí no hay nada igual se cubren con las sábanas y creen que ese es su lugar seguro? Bueno. Las sábanas son mi lugar seguro, pero el monstruo sí estaba ahí, justo frente a mí, mirándome a los ojos y sonriendo.

－Ya cálmate, me aburres－bostezó－.Tengo prohibido matarte.

－¿Cómo que estás muerto?¿eres un fantasma?－ un zombie no lo creo porque está en muy buenas condiciones.

Sonrió－¿Creés que estaría por ahí diciendo Boo? Muy estúpido, soy mejor que eso.

－¿Qué demonios eres?

Puso sus dedos en la barbilla en gesto pensativo.

Algo curioso. Sus facciones son delicadas como porcelana y tan frías como un iceberg, el reflejo de la luna en su rostro lo hace lucir maravilloso, como si fuera un dios. Quizás el dios de la muerte. Algo inhumano.

－Demonios, palabra curiosa. Sí, se podría decir que algo así, bueno no, en realidad soy un vampiro.

Desapareció de la ventana y sopló mi cuello haciéndome saber que estaba a mi lado. Mi piel se erizó y me levanté de prisa, esta vez me puse yo en la ventana mientras él carcajeaba en mi cama.

－Los...- los vampiros no existen.

«¿O si? Es imposible»

Se acercó a paso lento hacia mí y yo retrocedí... Retrocedí tanto por el miedo que tropecé y caí por la ventana.

Grité.

Vi toda mi vida pasar delante de mis ojos, vi mi niñez, mi adolescencia. Todo. Me preparé para morir por la caída, pero mi muerte no llegó.

Tenía los ojos cerrados y los abrí cuando no sentí la dichosa caída. Estaba flotando en el aire, él me tenía en sus brazos.

Vi hacia abajo, me asusté, me aferré lo más que pude a su cuello y cerré los ojos nuevamente.

－Si mueres buscarán la forma de matarme aunque sea inmortal, así que ten más cuidado, inepta－dejó de hablar y cuando ya no sentía el aire frío de la noche volvió a hablar－. Ya estamos en tu cuarto, suéltame.

Me solté y me alejé de él de inmediato, no tenía que repetirlo.

－Eres un grosero. ¡Pude haber muerto por tu culpa!

－Y no lo hiciste gracias a mí－contra atacó. Lo cual no le tomé importancia y seguí hablando.

－Como decía. Eres un grosero, burlón, antipático e idiota. Vete, no te quiero aquí, si no te vas... llamaré a Orfeo.

－¿A Dracki Dracki?－sonrió－Bien, me voy.

Y puf desapareció.

Ok, las cosas van así:

Uno. Me adoptaron los reyes de Transilvania.

Dos. Vivo en el palacio real.

Tres. Me eligieron para ser la futura condesa.

Cuatro. Existen los vampiros.

Y no olvidemos:

Cinco. Hay un vampiro rondando desde que llegué.

¿Acaso los vampiros realmente existen? Bueno, a juzgar por ese chico raro podría decir que sí y la idea me aterra más. En mi vida jamás hubiera creído nada de lo que me está ocurriendo estos días y es preocupante, emocionante sí, pero a su vez raro.

Los párpados me pesaban mucho, me acosté y olvidé todo a penas caí en el mundo de los sueños, rogando que ese chico no volviera a parecer más.

El chico de cabello rojo

Me hice invisible para que ella no me viera, me senté en la ventana a observar lo que hacía.

Soy un tanto pervertido no lo puedo negar.

No fue gran cosa lo que hizo, solo siguió durmiendo. Ja, humanas.

Fui a mi habitación y ahí me quedé pensando hasta que me dió hambre y salí al pueblo a buscar una pequeña golosina sangrienta.

Al amanecer volví para divertirme un poco más.

Algo de toda esta situación tendría que sacar, no puedo rechistar, no puedo hacer que se vaya, pero al menos puedo divertirme sin que me lo impidan.

Alessia sigue dormida, no tiene las sábanas puestas así que puedo ver sus piernas desnudas. Debo admitir que tiene buen cuerpo, pero me da igual, hay miles como ella y mejores, incluso que puedo morder.

－¿Cuándo aceptarás que es la indicada?－ Orfeo está observandome desde la puerta. Desvío la mirada de la chica y lo miro mal－. No me mires así.－ordenó.

－No pienso hablar de ese tema otra vez, Drack o ¿debería decirte Orfeo?

－Más respeto hacia mí.

－¿Cómo el respeto que tú me tienes?－bajo de la ventana enojado.

－Te prohibido que me hables así y vete, dejala dormir en paz, ella no es inmortal.

－Ja eso lo sé, su alteza－digo con frustración y falsa adoración. Para mí la conversación a acabado así que salgo otra vez.

Alessia

Desperté escuchando voces y seguí en mi cama para que no notaran que había despertado, sin duda las voces eran del chico de cabello rojo y de Orfeo.

－Más respeto hacia mí.－El tono de Orfeo es autoritario, nunca en mi poca estadía lo había escuchado así.

－¿Cómo el respeto que tú me tienes?－pero la voz del chico también es autoritaria y con ese tono burlón que lo caracteriza. Claro, sin quitarle seriedad al asunto.

－Te prohibido que me hables así y vete, dejala dormir en paz, ella no es inmortal.－Entonces él sabe que ese chico es... vampiro.

－Ja eso lo sé, su alteza－dijo con frustración y burla. Supongo que se fué por la ventana o eso creo porque entró gran brisa.

Orfeo también salió de la habitación y por miedo me quedé ahí sin mover ni un dedo del pie.

Se que estabas escuchando *ríe* será mejor que le preguntes a Orfeo o a Eliza por las dudas que tienes porque yo no te pienso decir un carajo.

Fruncí el ceño. Ese chico, ¿qué se cree?

«Tampoco pedí que me dijeras nada, ingenuo»

*Se escucha su carcajada* más te vale, pequeña y la ingenua eres tú.

Torcí mis ojos y me levanté para cambiarme y bajar a pedir explicaciones, esto no se podía quedar así.

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¿Qué le está pareciendo la nueva versión? No hay muchas cosas nuevas ni cambiadas, solo le he estado agregando pequeñas frases o pequeños relatos, estoy pensando en hacer todo un capítulo del pasado de Alessia, pero solo si me dicen que les parecería.

I loviufororo ❤️✨