El príncipe V

XXIV

CAPÍTULO 24

¿ATHAN TIENE COMPETENCIA?

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Me incorporé de un salto y volteé para ver a la persona que le debía agradecer.

Las palabras no salieron de mi boca, me sentí estúpida. Tengo a un chico delante de mí, piel un poco pálida como la de Athan, pecas encantadoras en las mejillas y en el puente de la naríz, labios rosados, ojos color miel, melena rubia y belleza hipnotizante.

Athan tienes competencia. Habló la voz de mi cabeza.

El chico sonrió, pude salir de mi estupor y pronunciar las palabras al fin.

－G-gracias－miré abajo por timidez y luego volví ha mirarlo a él－... por ayudarme.

－Descuida, fue un placer－Me dió su mano－. Soy Brair－sonrió y tiene una linda tentadura... Dentadura...

Le doy mi mano también aceptando su presentación.

－Yo soy Alessia.－ alzó mi mano y plantó un dulce y corto beso.

Sus ojos me hipnotizan, son realmente como la miel, claros y encantadores.

－Encantado de conocerte, lida Alessia.

Athan se puso en medio de los dos dándome la espalda.

－Yo soy Athan y ya nos vamos.－volteó, me tomó de la mano y nos alejamos de aquel muchacho.

¿Celoso?

－¿Qué fue eso?－Pregunta aún sujetandome de la mano.

－¿Qué fue qué? Él me ayudó a no caer y yo se lo agradecí, se quiso presentar y yo también me presenté, eso fue todo, Athan. ¿Qué te sucede?

Miró mi mano y la soltó, volvió a caminar más despacio y sin mirarme ni un segundo. Sonreí triunfante. ¡Se puso celoso!

－No me pasa nada, pero no todos en este pueblo son tan amables como se muestran, no seas ingenua y no creas que todos serán tus amigos porque al final te clavaran un puñal por la espalda.

Lo miré y fruncí el ceño, se escuchaba tan enfadado y seguro de sus palabras.

－Suenas como si ya te hubiera pasado antes.

－Porque así fue.

Me detuve un momento y lo miré, su rostro estaba inexpresivo con la mirada al frente, los hombros tensos y las manos dentro de los bolsillos.

Seguí caminando a su lado y miré hacia otro lado. Quería saber lo que le había pasado, estaba muy curiosa, pero no lo quería presionar. Quizás cuando estemos ya en casa pueda tratar de sacarle información de alguna manera.

Seguimos caminando con la vista al frente, cuando miré hacia otro lado vi una bebida o bueno, un local con bebidas que llamó mi atención.

Tomé el brazo de Athan para que parara y le señalé el local.

－Quiero probar eso.－ escuché la risa de Athan y fui hasta el sitio sola, con él siguiéndome el paso.

Había un hombre regordete de edad avanzada como vendedor.

－¡Hola!－dije alegre－. ¿Qué bebida es?－ señalo la bebida que está de muestra.

－Hola, señorita. Bienvenida. Eso es El Secarica －arrugué la frente porque jamás en mi corta vida había escuchado ese nombre, el señor sonrió y pasó a explicarme lo que era－. Es un brandy de semilla de alcaravea y algunos licores hechos a base de cereza.

Athan ya estaba a mi lado, se veía muy alto y muy burlón como siempre.

－¿Segura que quieres tomar eso? Es más fuerte de lo que bebimos anoche.

Arrugue la naríz y luego asentí con una sonrisa, él sonrió más y se volteó para ver al vendedor quién estaba feliz de que el príncipe estuviera en su puesto.

－Nos da dos por favor.

Le dió unas monedas, el señor las tomó -aunque al principio se negó, pero Athan insistió - y luego nos dió las bebidas.

No estábamos muy lejos del castillo así que mientras íbamos disfrutando de la bebida- si está fuerte, pero sabe muy delicioso -íbamos de regreso a casa, raramente pasamos todo el día en el pueblo y ya está oscureciendo.

Al llegar terminé la bebida y boté el envase, no me siento extraña- creí que me embriagaria y haría muchas estupideces- me siento muy relajada y eso me parece muy bien, en realidad sólo me siento feliz.

Me senté en posición de indio en el sofá de la sala principal  y me quedé ahí mirando como Athan terminaba su bebida, hizo lo mismo que yo, al botar el envase se sentó a mi lado.

－Y entonces...－Oh sí, mi lado curioso ya despertó.

－¿Entonces qué?－Athan me miró sonriente.

Subí mis piernas al sofá y abracé mis rodillas, pero con la cara aún viéndolo. Las mejillas me ardían, supongo que por la bebida estaba sonrojada.

－¿Me contarás lo que te sucedió?

－No hay nada que contar, Alessia.

Bajé las piernas otra vez y volteé mi cuerpo mirando a su dirección con los brazos cruzados y el ceño ligeramente fruncido, indignada.

¿Cómo se atreve a decir que no hay nada que contar? ¡Vamos! A mi no se me puede ocultar nada, la curiosidad me mata.

－¿Cómo qué no? ¡Vamos! No seas malo, necesito sab...-

Mis palabras fueron calladas bruscamente con los labios de Athan sobre los míos, aún pegada a sus labios tenía mis ojos abiertos en sorpresa.

Sentí mucho más calor, no sé si fue la bebida o el beso. Cerré mis ojos y dejé que él me besara. Sus labios estaban igual de fríos como la primera vez que me besó.

Su beso es dulce, diferente al carácter de Athan...

Una de sus manos toca mi mejilla con delicadeza y una de mis manos toca también su rostro con cuidado.

Recordé aquel chico del pueblo, recuerdo que pensé que Athan podría tener competencia porque era muy guapo... Pero...

¿Qué competencia? Athan no tiene competencia.

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