XI

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CAPÍTULO 11

CAPÍTULO 11

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-Me gusta que me tengas miedo Alessia, eso es excitante, pero-Se levantó dejándome en la cama tirada aún asustada-...no me interesa tocar tu cuerpo ni que seas mi esposa.

«¡¿Qué demonios le pasa?!»

-Yo tampoco estoy malditamente contenta con todo esto. No quiero y no necesito que me toques, solo deja de burlarte de mí. ¡Maldición!

-Aja.

¡QUE IRRITANTE!

Cogí un pan que había en mi comida y se lo arrojé, le cayó en la cabeza y enseguida volteó y me vio ceñudo.

-Muerete. -las palabras salieron solas de mi boca y me arrepiento un montón.

-Ya lo estoy, ingenua. Mi corazón ya no late, después de esto que no se considera ni vida ni muerte no hay más allá para nosotros los vampiros, ¡No hay más! ¿Quieres que me muera? ¡Ya lo estoy! Pero tú. Tú eres una estúpida humana que no entiende un coño ni de la vida ni de la misma muerte, no llegarías a ser condesa, no sirves para nada, eres una simple niña estúpida.

Su lado burlón ya no estaba, había enojo, solo había eso en su rostro, me miró por última vez y se fué.

Las lágrimas corrieron por mis mejillas por si solas y no era porque me importara lo que dijo, lloraba por el hecho de que tenía razón, no podría y no querría ser condesa, solo soy una "niña" y también lloro de la impotencia.

Athan

Hice que viera que me fuí, pero solo desaparecí, Orfeo me prohibió salir hasta las tres de la madrugada y debo quedarme aquí para cuidar a esta estúpida niñata. Me alteré un poco al igual que ella. ¿Cómo se atreve a decir que me muriera?

«Ser un vampiro no es todo un maldito lujo»

Sigo en la habitación sentado en la ventana mientras la veo llorar, ¿cómo mi padre puede creer que ella será una condesa? no hace más que ser estúpida y llorar.

-No quiero esto... No lo quiero, no lo soporto... Prefiero el sufrimiento del orfanato, por favor no quiero esto....- Decía entre sollozos y sorbiendo la naríz, se veía como un animalito indefenso.

Suspiré frustrado, «No puedo ser tan maldito» Hago como que entro por la puerta y ella me ve asustada y con enojo, vuelvo a suspirar y me acerco a ella, subo a la cama y la atraigo a mi pecho en un abrazo.

-Lo siento. Me alteré, no debí decir esas cosas horribles. Tú me provocaste.

Intentó quitar mis brazos, pero lo evité.

-Golpeame, empujame, trata de quitarme, de igual forma no me iré. Me quedaré aquí contigo hasta que sientas que ya ha sido suficiente, así que desahogate todo lo que quieras, Alessia.

El príncipe V Donde viven las historias. Descúbrelo ahora