XXIII

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CAPÍTULO 23

REINA MARIE

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Comí mi desayuno, aunque frío por culpa del idiota vampiro burlon. Me levanté de la cama y fui a la biblioteca, necesitaba ocupar mi cabeza en otra cosa que no fuera pensar y recordar lo que tú y yo sabemos.

Miré todos los libro, pero hubo uno que llamó mi atención. El libro en sí es antiguo, la portada es de un bonito color beige, el título es "Reina Marie" como si fuera tallado o bordado en color azul.

Lo tomé y lo abrí, una foto cayó al suelo, me agaché y la volví a colocar en el libro, pero antes la observé. Es una foto de una mujer muy hermosa, de piel morena y cabellera negra, aparecía con los ojos cerrados mientras estaba olfateando una pequeña flor que tenía en sus manos.

Me senté en el suelo recostando mi espalda de la pared frente a la estantería y empecé a leer el libro, interesada y muy curiosa como siempre.

Pasé la primera página que estaba en blanco, sin dedicatoria como tienen algunos libros, sin introducción ni contra portada. La siguiente hoja tiene solo una nota escrita a mano con tinta negra y muy bonita caligrafía. Algo que también me llama la atención es que está escrita como en un castellano antiguo, de... ¿época? Quizás.

"Sois lo más hermoso que me pudo dar la vida. Aparecisteis cuando no te buscaba, fuisteis quién me ayudó a sanar y quién se adueñó de mi corazón sin vida.

Sois fuerte, Marie y si estáis leyendo esto es porque ya no estoy a vuestro lado. No te culpeis por lo sucedido, luché hasta el final pensando en tí y en nuestro heredero, pero me venció el reino de los Zabulus, era una guerra que sabíamos que no sería para nada fácil de conseguir, sin embargo, de nada me arrepiento.

Mi amada, sabéis que puedo ver pequeños fragmentos del futuro, pero igual no puedo cambiar mi destino, ese jodido y perverso que no nos da elección"

Entonces este libro fue hecho para que esa mujer llamada Marie lo leyera... ¿Me pregunto por qué estará en este palacio?

Miré la siguiente página, también tenía una fotografía, pero esta está pegada a la hoja. Una linda pareja, la misma mujer de la anterior foto y esta vez está besando la mejilla a un hombre más alto que ella, rubio de ojos azules y piel pálida.

Otra nota está junto a la foto: "Os di mi alma y tú sola te ganasteis el corazón, ese que no latía, ese que había dado su último palpitar. Habéis aparecido y lo reanimaste, dió mil latidos por tí.

Aunque seamos de mundos distintos puedo hablar con el corazón en la mano diciendo que erais ese destino predestinado para mí y yo para tí, ese bonito, no el que me esperaría más adelante, si no ese en el que compartiría lo más feliz de mí"

Ese señor escribía cosas muy lindas para Marie. Sonreí imaginando alguna vez tener algo tan bonito como ellos.

Volteé a la siguiente página, otra foto, la mujer con una enorme barriga, su cara tapada por sus manos y el hombre besando la panza de su mujer.

«¿Por qué nunca aparecerá ella mirando a la cámara o mostrando sus ojos?» me pregunté ceñuda y seguí leyendo.

"Cuando dijisteis que estabais embarazada me asusté porque pensé que nacería como yo, pero, luego cuando me llegó esa imagen a la cabeza de la sonrisa de nuestra criatura sin rastros de colmillos me tranquilicé, me puse muy contento y te amé aún más"

Iba a cambiar a la siguiente página, pero escuché que alguien entraba a la biblioteca, me levanté enseguida y no sé por qué, pero me asusté de que me vieran con el libro, lo puse en su lugar y escuché la voz de Athan.

-¿Alessia?, ¿estás aquí?

Recordé el beso, mi estómago se contrajo y mi corazón latió con fuerza otra vez.

-S-sí... Ya voy...

Pasé las manos por mi cabello, tomé aire y caminé a la salida de la biblioteca.

Athan está de brazos cruzados, con el ceño fruncido y mirándome fijamente. Sus ojos me ponen más nerviosa de lo que debería. ¿Un simple beso tendría que ponerme así de nerviosa? Lo dudo mucho. Creo que soy muy... Suena gracioso, pero siento que ahora sí soy muy ingenua.

-¿Qué hacías?-curiosea.

-Ehh... Leyendo-sonrío inocentemente.

-Mmm bueno. Iré al pueblo a comprar algo de...-lo pensó-de beber. ¿Te quedarás aquí sola leyendo más o me acompañarás un rato?

-Amm vamos, ya he acabado de leer y me haría bien un poco de aire fresco, también me encantaría visitar más las calles. Iré contigo.-finalizo sonriendo como cría emocionada.

Salimos del palacio hace unos diez minutos y estamos paseando por el pueblo en busca de algo para "complacer el paladar como debe de ser" o eso dijo Athan.

Desde que empezamos a caminar hemos estado muy callados. Athan no me dice nada, solo mira al frente y a veces me ve de reojo para asegurarse de que voy a su lado. Por mi parte yo no me he atrevido a decir una palabra porque sigo aún muy nerviosa por su compañía. Es ridículo, parezco una quinceañera.

-Deja los nervios que me estresas, Alessia.

Mordí mi labio aún más nerviosa y empecé a jugar con mis dedos. Es una costumbre absurda que adopté en el orfanato, cuando estaba nerviosa por cualquier cosa decidía que lo mejor era juguetear con mis dedos o a veces incluso morderme las uñas, pero eso ya lo dejé.

-¿Podemos hablar de lo sucedido?-pregunté con la voz baja mirando mis pies torpemente distraída.

-Yo...

Las palabras de Athan fueron interrumpidas porque me tropecé al alzar la cabeza para mirarlo de prisa y casi caigo de boca al suelo, pero por suerte -o desgracia- unos brazos me lo impidieron.

Le explico mejor, al momento en que mi cara casi se estampa contra el frío suelo unas manos me sujetaron precisamente de la cintura evitando la caída y no era Athan porque él estaba viendo la situación con mala cara. En serio, con muy mala cara.

El príncipe V Donde viven las historias. Descúbrelo ahora