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CAPÍTULO 10

CAPÍTULO 10

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Llegamos a un lujoso hotel tailandés y estábamos en la recepción, nuestras maletas estaban siendo llevadas a cada habitación, pero aún no nos habían indicado el orden en el que estaríamos. Miro todo a mi alrededor y hay muchos adornos y cosas hermosas de vidrio. Es raro que las personas de grande estatus tengan tantos objetos de vidrio.

-Escuchen atentamente la forma en  como serán ubicados.

Miro a Orfeo al igual que los demás en este momento para estar alertas y ubicarnos.

-Drucilla y Afrodita se quedarán en la misma habitación, Grathen estarás solo, Alessia y Athan estarán juntos.

-¿Por qué demonios tenemos que hacer eso?-pregunta Athan tan enojado que es evidente que no le agradó para nada la idea.

Orfeo lo mira como si lo estuviera retando con la mirada, incluso sus ojos cambian a un tono más oscuro y negro, me produce escalofríos verlo.

-Ya que en un futuro serán esposos y deben empezar a llevarse bien.

Me quedo paralizada al escuchar eso, pero prefiero callar y no opinar.

-Partiremos a las tres de la madrugada-Liza me miró-. Cariño, te mandaremos la cena a la habitación, no vayas a salir en ningún momento.

Asiento sin tener más remedio. Veo a Athan, pero él está con el ceño fruncido mirando hacia otro lado, lo ignoro y todos empezamos a avanzar en dirección a las habitaciones.

Cuando me señalan la mía donde me quedaré entro y espero que Athan entre, pero no está, supongo que vendrá luego o estará pidiendo que lo cambien, si lo cambian de habitación sería mucho mejor.

En la habitación hay una hermosa ducha y las paredes son de una especie de pared transparente, hay una linda ventana que deja ver hacia los jardines del hotel y la cama es ... Grande para dos personas.

Me calma saber que ellos no dormirán ya que irán a beber sangre, de solo pensarlo un escalofrío recorre mi cuerpo.

Tomo un pijama de mi maleta y la pongo en la cama, empiezo a quitar el vestido que llevo puesto. Ya a punto de sacar completamente el dichoso vestido, se atora y quedo en ropa interior intentando sacarlo de mi cabeza, creo que se enganchó con mi cabello o algo.

Trato y trato y el vestido no sale, me siento en una situación asfixiante. De pronto escucho que abren la puerta y en vez de asustarme o incomodar me siento aliviada.

-¿Qué estás...-es Athan.

-Oh gracias al cielo. Athan ayúdame por favor, no puedo respirar, el vestido se atoró. ¡Ayúdame!

Escucho sus pasos y siento cuando sus manos me ayudan a intentar quitar el vestido.

-¡¿Cómo mierda se atoró?!

-¡No lo sé, solo quitalo!

-¡¡Eso intento!!

-¡¡Intenta más!!

-¡¡¡Solo cállate por un segundo, Alessia!!!

Entre los dos forcejeamos para quitar la prenda y esta no sede. No se cómo hizo Athan, pero lo logró, quita el vestido de mi cabeza y puedo respirar bien otra vez.

Lo veo y veo el vestido y recuerdo que estoy semi desnuda delante de él. Ahora que lo miro bien sus pupilas están dilatadas, mis mejillas arden y le quito el vestido para cubrirme un poco.

-V-volteate... Necesito vestirme.

Hace lo que le digo sin protestar y me impresionó que no dijera algo irritante como "ni que me interesara verte" o algo de eso que él suele decir.

Me coloco la camisa y el short de pijama lo más rápido que puedo, meto el sujetador y el vestido en la maleta -no me juzguen, no puedo dormir con sujetador eso es incómodo.-

-Y-ya...

Athan voltea y me mira, luego sus ojos bajan a mis pechos creo que inconscientemente, rápidamente cruzo mis brazos cubriéndolos y miro hacia la ventana con las mejillas sonrojadas.

-Perdón. Subirán la cena en un rato.-Dijo eso y se marchó, agradecí que se fuera porque estaba muy incómoda.

Me senté y me dispuse a ver un poco de televisión.

Tocaron ligeramente la puerta y fui a abrir. Era un chico que traía un carrito con una bandeja, lo dejé pasar y dejó la bandeja en mi cama.

-Muchas gracias.-Sonreí amablemente.

-A la orden... -me mira con una tierna sonrisa-Es usted muy linda, señorita.

Me pongo un tanto nerviosa ante su comentario.

-G-gracias.

-Si desea algo más estoy a sus órdenes, señorita.

-Ya te puedes retirar.-Esa voz otra vez interrumpiendo, así lo hizo cuando conocí a Grathen.

-Ya me iba.-el chico me dió una última sonrisa y yo se la devolví para luego verlo salir por la puerta. Athan la cerró de un portazo y pasó por mi lado sentándose en la cama y agarrando comida de la bandeja.

Creí que él no comería.

-Eres un grosero, ¿te lo han dicho?

-¿A tí te han dicho que eres un fastidio? Porque lo eres.

Torcí los ojos y me senté en la cabecera de la cama con mi comida.

-Si serás mi esposa creo que debería probar lo que me comeré, ¿no crees?

Entendí perfectamente su comentario lo cual me causó vergüenza y nervios. Sentí el calor en mis mejillas.

-No hables estupideces, no sería tu esposa ni porque me mataran y obligaran a mi cadáver.

-Creo que yo tampoco te quiero como esposa, eres irritante.

-Me vale un plátano.

En toda la conversación no me había mirado a los ojos, pero esta vez volteó y tenía esa sonrisa burlona que le vi la primera vez, sus colmillos se ven relucientes y sus ojos grises como la luna llamaban la atención, sin mencionar su cabellera roja.

No sé cómo lo hizo, pero me acorraló en la cama. Estaba arriba de mí con el peso de su cuerpo en sus brazos los cuales estaban a los lados de mi cabeza, mi corazón estaba acelerado y no porque me guste la situación si no lo contrario, me aterra estar así con él... Un chico y de paso vampiro, mi virginidad no se la daría a un vampiro.

«¿Y por qué pienso en eso?»

Porque te encantaría que yo te tocara.

Demonios, abrí los ojos sorprendida. Olvidé que podía leer mi mente, que desagradable.

Otra vez esa risa burlona en sus labios.

-No te metas en mi cabeza, no me leas la mente, no desearía nada que venga de tí, no te burles de mí, quítate de encima mío y no me toques.-A pesar de mis nervios pude decir todo eso con voz exigente.

Él aún sonreía burlón.

-¿O si no qué? Si no me quito, ¿qué harás? -miró mis labios y lo vi más nerviosa-Si te toco. ¿Qué harás?-puso una de sus manos en mi cintura y una corriente eléctrica pasó por mi cuerpo como si sus dedos fueran electricidad-. No harás nada porque...-Se acercó aún más a mi rostro y pude sentir su respiración juntándose con la mía-porque me tienes miedo, pequeña Alessia.

Tenía razón, estaba aterrada, pero... ¡¿Qué hago ahora?!

El príncipe V Donde viven las historias. Descúbrelo ahora