XXVII

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CAPÍTULO 27

CAMINATA EN LA MONTAÑA

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Athan me contó la historia de él y la tal Olivia y entendí porque me trataba mal los primeros días de mi llegada aquí -aunque no es excusa-. Entendí que para él era como un recuerdo muy malo y doloroso que no quería revivir de alguna manera con otra humana. Sé que no es excusa para nada, pero me gusta que me lo contara, que confiara en mí y de alguna forma me dejara derribar una muralla gigante entre nosotros.

Pero... Me besó y a la que termina dejando confundida es a mí...

La familia llegó así que nos separamos sin decir nada y salimos de mi habitación luego de prometerle que le contaría sobre mi vida en el orfanato, se lo debo...

Bajamos a la sala y ahí están, Drack, Liza y Grathen.

-Hola, familia.-dijo Athan.

-Hola, hijo-le respondió la condesa con su tono habitual, dulce-. Vinimos muy cansados, iremos a descansar, hagan lo mismo ustedes también. Mañana iremos como familia a caminar en una de las montañas turísticas, algunos de los guardias reales nos acompañarán, pero no nos interrumpirán en nada. Buenas noches.

Wao, que gran... Sorpresa y vaya forma tan sutil de Liza para decir esa noticia.

Luego de comunicarnos eso ellos se fueron a dormir, Athan y yo solo nos dijimos buenas noches y nos fuimos cada uno a su habitación.

-¡Ya no quiero caminar más!-chillé con la respiración entre cortada.

-Oye, preciosa. Solo hemos caminado cinco minutos.

Ya no me caes bien, Grathen.

-¡¿Cinco minutos?! ¡Pero eso es mucho!, ¿por qué debemos subir la montaña?-hice puchero esperando una respuesta de quien fuera, no me importa, solo quiero parar, está subida me está matando.

Liza puso su mano en mi hombro dándome pequeños apretones para darme fuerzas. Ella se veía radiante, incluso con sudor en su frente, no le sentaba nada mal eso de parecer deportiva. También se ve muy feliz haciendo todo esto.

-Para observar y estar rodeados de la naturaleza, además hacemos ejercicio en familia. Subiremos todo y observaremos el pueblo desde lo más alto, al bajar nos bañaremos en el lago.-me dió una sonrisa amigable.

Liza siempre es tan dulce, tan linda y agradable. Siento que la amo hace tanto, aunque en este momento la detesto por hacernos subir todo esto.

Asentí no muy convencida y seguimos caminando. Siempre que miraba me daba cuenta de que era la última, ellos caminan muy rápido y yo realmente estoy exhausta. Drack ni siquiera opinaba, era el primero que se dejaba guiar por su esposa, muy enamorado. Grathen... Grathen solo va mirándoles el culo a cada chica guapa que pasa rebasandonos. Vampiro pervertido.

El camino solo lleva a un mismo sitio así que si me quedo muy lejos sé que igual no me perderé. Gracias a Dios mi ropa deportiva consiste en un short y una camisa de tirantes porque ya estoy sudando como un cerdo y eso no es agradable, ¡Estoy sudando en sitios que no sabía que podían sudar! Salvenme.

¿Alguna quiere tomar mi lugar?

Me quedé tomando un poco de aire sentada en una roca que después de tanta caminata hasta me parece lo más cómodo que existe en todo el mundo. Todos ya han avanzado y yo ya los he perdido de vista.

-Ya no puedo más.-Le digo en quejidos a Athan que apareció para buscarme.

Carcajeó el muy idiota.

-Eres una exagerada.

-¡No soy exagerada!, pesado-me cruzo de brazos y miro a otro lado con el ceño completa fruncido como una total cría.

Lo escuché reír más fuerte y se exactamente que está negando con la cabeza divertido.

-Venga vamos, te daré mi mano para que camines a mi paso y así no te quedes atrás.

Dudé un momento, pero me rendí y la tomé aún enfurruñada.

-Que conste que solo lo hago porque sé que le hace ilusión a la conde... a Liza y si no fuera por eso, ya me hubiera devuelto desde que nos dieron la bienvenida.

Athan se encogió de hombros y empezó a caminar con mi mano sujetada a la de él.

Todo iba bien, de hecho no me había quejado de nada y sí, estaba caminando al paso de Athan, ya casi alcazabamos a los demás, pero un intenso dolor nos interrumpió.

Me quejé y sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas cuando mi pie se dobló al pisar mal.

Athan rápidamente volteó preocupado, vio la razón de mi queja y en cuanto me tiré al suelo él también lo hizo.

-Serás idiota, Alessia.

-Me duele mucho, deja de ser un idiota por una vez y no me digas cosas hirientes, tengo suficiente con que mi pie me haga lloriquear del dolor.

Athan torció los ojos y se fijó en mi pie, lo movió un poco ganándose un puñetazo en el hombro de mi parte.

-¡¿Pero qué te...-

-¡Ya!-me sobresalté por su tono de voz y pegué un brinquito-. Dime si esto te duele mucho a nivel insoportable o solo te duele un poco.

Volvió a tocar mi pie, hice una mueca de dolor y lo miré.

-Me duele mucho, pero no exageradamente.

Suspiró-No creo que sea un esguince, solo te lo doblaste un poco, al rato se te pasará.

Me volvió a dar su mano y me incorporé como pude sin afincar ese pie lastimando, intenté dar tres pasos, pero me fue insoportable. Athan vio que no podía caminar, resopló y sin siquiera preguntame se volteó y me exigió que subiera a su espalda.

Esta muy mandamás últimamente. Creo que empezaré a ignorarlo.

-No volaremos porque nos podrían ver y sería un problema así que sujetate bien.

-¿Por qué si no vamos a..-

Me callé de golpe y me sujeté fuertemente a él, empezó a correr y no una carrera normal si no que empezó a correr como el tipo de traje rojo llamado Flash.

«¿Madre mía cuántos poderes tiene? ¿Y cuando dejará de sorprenderme cada uno de ello?»

El príncipe V Donde viven las historias. Descúbrelo ahora