XXXV

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CAPÍTULO 35

¿ESTARÁN PÉRDIDAS LAS ESPERANZAS?

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Athan

Vi la sangre derramada, vi a Lessia caer al suelo y la vi dar su último aliento como mi padre vio a mi madre.

La vida suele ser injusta en algunas ocasiones. Empezaba a amarla y de la nada ya piensas arrebatarmela, destrozando mi maldito corazón.

Grité tan fuerte que creí que me quedaría sin vos. Maté a cada uno de los malditos Zabulus que se interponían en mi camino y solo tenía ganas de acabar con uno de ellos, el que la asesinó, Brair. Ese desgraciado pagará, los zabulus se quedarán sin su príncipe y seré yo el que lo haga pagar.

El odio se puede clasificar como malo, pero cuando una persona está tan segada por el dolor, no hay nada que pueda sacarle ese pensamiento de venganza de la cabeza y yo no soy la excepción.

Corrí hacia Alessia, me arrodillé a su lado y con toda la desesperación que tenía hice lo último que tenía planeado hacer, lo único que no quería hacer, la mordí. La mordí y lo hice para tratar de que volviera a la vida siendo vampiro, pero no funcionó, sus ojos no me devolvían el brillo de su mirada, ese brillo que había empezado a devolverme la felicidad. Abracé su cuerpo sin vida y lloré como no lo había hecho antes.

El dolor que más siento es el de haber roto mi promesa porque no estuve ahí para sostenerla, no estuve ahí para protegerla, no estuve ahí para ocupar su lugar, para mantenerla con vida.

-Te amo, Alessia... Te amo y me arrepiento tanto de no habértelo dicho cuando estabas en vida... Te suplico que no me dejes porque gracias a tí volví a sentir amor, volví a sentir como un humano... Vuelve a mí Alessia...

Me dicen monstruo por ser lo que soy, me dicen monstruo por nacer así aunque yo no lo pedí, pero hoy... hoy seré ese monstruo que tanto señalan y lo haré orgulloso por ella, los mataré a todos por ella porque por Alessia hasta renunciaría a mi inmortalidad para dársela a ella.

Miré a todos lados, mi familia disminuye y los animales esos también. El rostro de Brair lo encontré sonriente peleando con Grathen, sentí como mi cuerpo se calentaba de ira, mis ojos se volvían rojos y tomaba mi espada con fuerza.

-Esta guerra acabará hoy.

Me levanté dejando a Alessia alejada de todos y fui hasta ellos, matando a algunos en mi paso. Al llegar a Grathen y Brair vi que mi hermano caía al suelo con una herida en su brazo, pero estable.

-La mataste...-tomé la espada con ambas manos apuntandolo.

Volteó y sonrió. Maldito cínico.

-Oh, Athan. ¿Vienes a divertirte?

Sonreí -Claro que vengo a divertirme, cortaré tu cabeza y se la mandaré a tu padre quien asesinó a los padres de mi futura esposa.

Soltó una carcajada que me desesperó.

-¿Te casarás con un cadáver?

Apreté mis dientes y empezamos a pelear, solo uno saldría con vida y no es por ser orgulloso pero ese seré yo.

Brair en su intento de atacarme me llevó al techo del palacio, peleamos y debo decir que por un momento me hizo titubear. Su espada me hirió, pero no me detuvo. Peleamos a muerte hasta que mi espada traspasó su pecho y ahí fue su fin.

Pan comido.

Al destruirlo, los poderes volvieron. Volé hasta quedar donde están los otros Zabulus que quedan y como había dicho, arrojé la cabeza del príncipe oscuro a los pies de los otros.

-Largo, llevense eso-señalé la cabeza-. Díganle al rey de ustedes que la guerra terminó y no quiero que vuelvan a pisar estas tierras. Alessia recuperará su reino, algo que le corresponde desde niña así que más vale que se vayan de ahí también.

Todos se fueron y de inmediato corrí hacia mi niña, la tomé en brazos y la llevé al castillo, a su habitación directamente.

La acosté, le puse vendajes en las heridas luego de limpiarlas y dejé un beso en su frente.

-No puedes dejarme, Lessia.

Al menos no murió ningún humano, ningún trabajador del palacio. Me hubiera sentido del asco si hubieran muerto por esos zabulus.

Bajé a la habitación de mis padres. Miré a mi padre quien sostiene la mano de mi madre. Ella está en un estado crítico también como Alessia.

-¿Cómo está?-Pregunté preocupado.

-Mal. Pero confío en que se recuperará, tu madre es fuerte y ya me lo ha demostrado, espero que siga siendo así de fuerte. ¿Cómo está Alessia?

Mis manos tiemblan de solo recordar la daga atravesar su pecho.

-No lo sé... Ella es humana, papá, su corazón dejó de latir. Estoy... ¡Ash!

-Calma. Si la mordiste solo queda esperar a ver si las cosas resultan...-

Lo interrumpí.

-¿Y si no?

-Si no resulta... no podremos hacer nada, la habremos perdido, habremos perdido a la última reina de Besarabia.

Grathen entra golpeando la puerta, su rostro es de angustia pura.

-Algo va mal con Alessia, sigue sangrando mucho más que antes y su cuerpo se está poniendo de color oscuro, igual al de los humanos muertos cuando ya tienen tiempo así. Vengan, ¡Rápido! ¡debemos hacer algo!

Mi corazón que ya había dejado de latir hace mucho, volvió ha quebrarse y sentí dolor, el dolor de una terrible pérdida.

El príncipe V Donde viven las historias. Descúbrelo ahora