XXXIV

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CAPÍTULO 34

¿Te han dicho alguna vez que en el amor y en la guerra todo se vale? Esta no es la excepción.

_____

-¡Sueltenme! ¡Auxilio! ¡¡Athan, Orfeo, alguien, ayúdeme!!

-¡¡Ya cállate!! Desesperas.

-¿Por qué hacen esto?-chille.

-Porque tu madre no nos dejó opción. O era ella, o eras tú.

La voz que anhelaba escuchar se hizo presente llenándome de esperanzas.

-Pues no sería ninguna jamás.

Les doy un resumen. Los Zabulus me tomaron. Prácticamente estoy siendo secuestrada por vampiros locos y sí, más locos que Athan, pero de forma mala, son vampiros asesinos. Me traían hacia el techo del castillo donde volarian conmigo como su presa fácil, pero al llegar se dieron cuenta de que ya nos esperaban.

El rey Orfeo, la condesa Liza, Grathen y Athan, ellos vinieron a salvarme.

De pronto todo se volvió una pelea, gritos, relámpagos, truenos, espadas contra espadas, puñetazos en la cara, vampiros asesinados cayendo del techo y yo siendo lanzada de un lado al otro como un juguetito- Me he dado cuenta que eso soy para todos, un juguete que puede ser arrojado a todos lados.-

«Que divertido».

-¡¡Alessia!!

Estoy siendo agarrada de los brazos por un zabulus de aspecto horrible. No soy vampiro, pero sé que los dientes de un humano también pueden hacer daño así que le mordí el hombro fuertemente hasta que me soltó, paré de morderlo y lo arrojé del techo. ¡Si! Acabó de lanzar a una persona al vacío.

Mi corazón late a mil, miré a Athan quien fue él quien me llamó, corro hacia él y juntos logramos entrar en el castillo, corremos sin mirar atrás hasta que uno de esos hombres aparece en frente evitando que pasemos.

Athan saca una daga he intenta pelear con el hombre mientras yo evito que me toque, miro a todos lados intentando hallar algo de utilidad, veo un jarrón de vidrio, lo tomo y se lo arrojo en la cabeza al sujeto dejándolo inmóvil como por unos pequeños segundos que debemos aprovechar.

Tomo la mano de Athan y echamos a correr otra vez por los pasillos del palacio, bajamos las escaleras y ¡Dios! «¿Cuantos de ellos hay?» en la sala principal del palacio hay tres hombres altos y musculosos.

Athan me entrega otra daga, en el mango de esta tiene letras incrustadas. Unas iniciales que no les doy importancia.

-Toma esto, no dudes en usarla en ningún momento. Acaba con ellos porque no pienso perderte, Alessia.

-Pero...-

Besa mis labios rápidamente.

-Disculpa por lo que te dije, me habían controlado, luego te explicaré.

Asentí y miramos al frente donde los hombres nos miraban sonrientes cínicamente.

Athan peleó con dos de ellos y yo con otro. Él tipo no me tocaba ni yo a él debido a que en cada ataque era esquivado, sin embargo, logré hacerle un pequeño rasguño y vi que la piel -en donde corté- se volvía de un color oscuro que parecía una quemadura y entendí que esa daga mata a los vampiros si les llega al corazón o les hace daño en otras áreas, al menos.

El príncipe V Donde viven las historias. Descúbrelo ahora