CAPÍTULO 12
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Desperté con un sudor frío en mi frente... Tuve una pesadilla, pero no la recuerdo, mi respiración está agitada y mi pecho sube y baja con rapidez, en cuanto me pude calmar mi olfato se agudizó, olía a óxido, olía asqueroso a... a sangre.
Miré por la ventana. Aún no está claro, pero tampoco tan oscuro, deduje que serían como las 4 o 5 de la madrugada.
Prendí una pequeña lámpara que estaba en una mesa al lado de la cama y encontré la pestilencia, la ropa de Athan está en el suelo y tiene manchas de sangre, muchas.
Me levanté y prendí la luz del cuarto y pase hacia la cama sin tocar ni un poco la ropa, fuí directo a Athan quien estaba dormido y la sábana le cubría el cuerpo.
Me pareció sumamente extraño contando que antes habíamos discutido y a juzgar por su actitud creí que no regresaría, que no nos veríamos hasta que estuviéramos con los demás, pero aquí está y tengo que soportar su pesada presencia.
-Athan...-traté de despertarlo tocando un poco su hombro.
-Dejame dormir, mamá...-fruncí el ceño y volví a tratar de despertarlo.
Lo que hizo me dejó sorprendida, me tomó del brazo con el que estaba tratando de despertarlo y me jaló con tanta fuerza que caí en la cama a un lado de él, me tomó como un peluche y aún dormido me abrazó dejando mi cara en su pecho que ahora puedo ver que está sin camisa.
Mis mejillas ardieron y entendí que había ruborizado, sentía mucho calor aunque su cuerpo es totalmente frío...
-A-athan... -No despertaba-¡Athan!-Despertó, pero sin soltarme, me miró y se paró enseguida apresurado, su reacción fue brusca, pero también me senté y lo miré fijamente.
Me puse aún más roja al notar que él... él está solo en calzones, tiene músculos suficientes que se adaptan bien a su contextura delgada y... mi mirada viajó al pequeño bóxer donde sobresalía algo. Bajé rápidamente la mirada avergonzada a mis manos.
-T-tú... Dejaste tu ropa en el suelo y huele mucho a..- a sangre...
No dijo nada, pero por el rabillo del ojo pude ver que recogía la ropa y la llevaba al baño donde se quedó por un rato.
Al ver que no regresó pude volver a respirar bien. Al verlo así me había quedado sin aire, no sé por qué.
Ya no pude volver a dormir así que solo me vestí con un vestido sencillo de color rosa pastel y me puse a mirar por la ventana esperando el amanecer.
Athan no salía del baño y ya me estaba preocupando... ¿Y lo peor? no debía hacerlo, ese idiota burlón no me interesa... Pero debo ver que sucede, por si acaso, nada más... No me juzguen.
Me puse en la puerta del baño con los ojos cerrados ya que las paredes de allí son transparentes.
-Athan... ¿Estás ahí?
No tuve respuesta. Abrí lo ojos con cuidado.
-¡IDIOTA!
Athan está delante de mí riendo burlonamente como siempre y con solo una toalla en su torso, su cabello rojo totalmente mojado, su cuerpo aún con gotas y sus ojos puestos en mi rostro.
-¿Por qué ibas a ver lo que yo estaba haciendo? Pequeña pervertida.
-Porque me preocupé, imbécil ... Habías tardado mucho... es todo y no... No soy pervertida.
Mantuve distancia y cerré los ojos otra vez para darle espacio de que saliera al cuarto y desapareciera de mi vista.
El corazón se me aceleró. Aunque tenía los ojos cerrados podía sentir el calor que emanaba su cuerpo, era una combinación de frío y caliente y era extraño porque antes solo estaba muy frío.
Su naríz tocó mi cuello, su respiración tan cerca de ese punto sensible hizo que la piel se me erizara y se me acelere más el corazón, que la respiración se me entrecortara y mi mente quedara en blanco.
-Athan... ¿Qué- qué estás haciendo?
De pronto ya no sentí nada, abrí los ojos y él ya no estaba ahí, había entrado al cuarto, suspiré. Respiré profundo y me tranquilicé para luego volver al cuarto, mirar al suelo y salir de ahí como si nada de nada hubiera pasado.
Estando a fuera vi que el pasillo está desolado, no sé que hacer así que solo bajé en el ascensor a la planta principal, ahí hay un precioso jardín. No tan grande como en el palacio, pero si lo suficientemente para tomar un rato el sol y oler las fragancias de la naturaleza.
Sentí curiosidad y fui para tocar una pequeña flor de color amarillo que llamó mucho mi atención. Al tocar la flor sentí algo extraño... Todo oscureció, no había nada, no podía ver nada, pero me podía mover, mis ojos estaban abiertos, pero igual todo se veía negro. Escuché susurros y luego una voz ronca y espeluznante.
-Morirás.
Mi corazón latió frenéticamente. Lo más probable es que me dé un jodido infarto uno de estos días.
Traté de ver a todos lados y seguía todo oscuro.
-Morirás, Alessia. Morirás como ella murió.
¿Cómo ella? ¿Quién es ella?
-¿Quién está ahí? ¿Qué quieres de mí?-la voz ya me salía temblorosa.
Estuve tanto tiempo en las cuatro paredes de un orfanato que todas estas experiencias son tan increíblemente nuevas para mí, no creo poder soportarlo y que me amenace una voz tenebrosa con que moriré, que me acosen vampiros y con que quieran que sea condesa me pone los pelos de punta.
Sentí garras filosas pasar por mis piernas y me asusté tanto que retrocedí y caí al suelo. Caí en un charco, mis manos estaban empapadas, pero todo seguía oscuro.
Olí mis manos y olía a... a óxido, al repugnante olor de la sangre igual que en la habitación.
Grité lo más que pude y aún sentía que estaba en un gran poso sin fondo o un cuarto del terror.
Me levanté como pude y sentí manos en mi cintura, traté de alejar esas manos, pero su agarre fue más fuerte, podía escuchar como me decía que me callara. "Shuu shuu" no hice caso y grité, grité hasta que taparon mi boca con fuerza...
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El príncipe V
VampireEl príncipe V. V de, ¿vida? V de, ¿venganza? V de, ¿vulnerabilidad? V de, ¿qué? V de vampiro, ¿quizás? ¿Qué sucede cuando te mandan a vivir en el palacio de alguien que no conoces y es más extraño que los demás príncipes? Caos, sí. Caos es la palab...