VIII

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CAPÍTULO 8

HAY QUE ACEPTAR QUE LA VIDA CAMBIA DE REPENTE Y SOLO VIVIRLA.

*STICKER DE PERRITO CON GUANTES DE BOXEO*

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Amaneció y yo no dormí nada la noche anterior por estar llorando. Salí de la cama y fui a tomar una ducha para quitar rastros de no haber dormido.

Escuché que llegaban así que me vestí con lo primero que vi y salí.

Sigo enojada, pero no quiero vivir en mi habitación encerrada toda la eternidad que decidan tenerme en este palacio.

Bajé las escaleras y estaban todos incluso Athan, pero habían dos chicas más que no sabía quienes eran. Una de ellas es joven como de unos quince años y se ve normal, en cambio la otra chica parece más de mi edad y en ella si se puede ver claramente que es vampira. ¿Las razones? Porque lleva los ojos de un color rojo muy llamativo, más una vestimenta no muy normal, algo como declarando que es un ser superior.

Me miró de arriba a abajo con disgusto y entendí que no le agrado.

-Así que ella es la futura condesa, ¿eh? Querida, ¿nosotros somos los vampiros y tú tienes la cara de muerta?

¿Qué? Ah, claro. No dormí y no tengo ni una gota de maquillaje para ocultarlo.

-No... No pude dormir bien.

Liza vino hasta mí y me tomó el rostro con ambas manos, fue un gesto dulce y sus manos son realmente suaves. Se sintió como un gesto maternal y mi corazón se hizo pequeñito.

-Lista, como nueva.- me sonrió y se alejó. Con lo que hizo sentí que había dormido excelente, mis energías subieron al mil.

Orfeo me miró y lo miré atenta a lo que diría.

-Pequeña, mira, ella es Drucilla-la chica más joven me tendió su mano en un saludo amable el cual correspondí-. Es mi sobrina y ella-la otra solo me miró, yo le di mi mano en presentación aunque no la tomó... así que la bajé incómoda-, bueno y ella es Afrodita-Ciertamente es hermosa, pero dudo que sea la diosa. ¿Si existen los vampiros también existirán los dioses y diosas de la mitología griega?-. Afrodita es la hija de un amigo muy cercano, ellas se quedarán aquí una semana.

Asentí-Me retiro, iré al jardín.-comuniqué antes de marcharme.

-De acuerdo-antes de poder dar el paso que me llevaría al jardín como tenía planeado, primero escuché lo otro que Orfeo diría-. Athan, Grathen y Afrodita se quedarán aquí, Elizabeth, Drucilla y yo iremos a buscar algunas cosas que ella necesita para la escuela de regreso a donde vive.

Volví a asentir y me retiré. Estuve en el jardín, vi las flores, disfruté el aire y luego volví a entrar a la casa para buscar un libro y leer a gusto en la sala.

Cuando estaba subiendo las escaleras pude ver a Afrodita corriendo desnuda a la habitación de Athan y Athan detrás de ella con una toalla amarrada a su cintura. Abri los ojos con horror ante esa imagen y pensé: «Que desagradable» ¿A quien se le ocurre correr desnuda en un palacio lleno de empleados y demás personas?

Negué con la cabeza y seguí mi camino, entré en mi habitación, busqué un libro llamado "La conejita de los hermanos Brown" de una escritora llamada Saray. Me senté en el sofá pequeño de la sala y empecé a leer tranquilamente.

Llevaba unas dos páginas cuando sentí que alguien me observaba, alcé la mirada y se encontraba Grathen sentado frente a mí con los pies en posición de indio en el sofá.

Apenas vio que puse mis ojos en él me pregunto:

-¿Estas enojada?

No le respondí y volví la vista a mi libro.

-No te dije ni una mentira, bueno sí, solo eso de que era un campesino.

Seguí sin responderle.

-Eres hermosa, si mi hermano no lo ve yo sí y me casaría contigo cuando fuera.

No me pienso dejar engañar con palabras baratas así que me tomé la libertad de ignorarlo.

-En ese libro la stripper Charlotte pierde el primer hijo en un accidente de auto.

Lo miré indignada.

-¡Me acabas de hacer spoiler!-me levanté y le arrojé un cojín.

Les juro que iba a lanzarle el libro, pero los libros son muy valiosos como para hacer esa atrocidad.

La paz nunca fue una opción.

No me dejan ni leer en paz, también odio que me digan cómo terminan los libros sin dejarme leer tranquila.

Estaba caminando hacia la salida de la sala, pero Grathen me tomó del brazo haciendo que volteara. En cuanto volteé me empujó a la pared para acorralarme.

Miró mis labios y saboreó los suyos con deseo.

-Yo si te haría mi condesa, Alessia. No te enojes, soy un vampiro, solo eso, no es tan grave, déjame ser al menos tu amigo, ¿si?

Lo pensé, por lo menos con alguien tendría que hablar como amigos o en las noches donde necesitara un hombro en el que llorar.

-Solo eso y si es que te lo ganas, Grathen.- accedí a su propuesta.

Sonrió con picardía.

-Esta bien, quizás hasta lleguemos a ser amigos de los que se besan.- se acercó a mi cuello e inhaló mi olor luego volvió a mi rostro y estaba a solo centímetros de besarme.

-Alejate de ella, Grathen, sabes cómo es nuestro padre y sus reglas.-no hacía falta decir el nombre de la persona que nos interrumpió aunque lo agradezco, solo un poco.

El castaño se alejó dejando un beso en mi mejilla y miró al rojito con una sonrisa.

-Tú te estás divirtiendo con Afrodita y mi padre no está, relájate.

Athan me miró y yo lo ignoré, salí de la sala y subí a mi habitación quizás a dormir un poco o tal vez a ver televisión, pero no quería estar en presencia de él.

Athan

Luego de ver la escena que habían montado mi hermano y la humana esa, subí a mi habitación donde tenía a mi vampiresa envuelta en sábanas y amarrada a mi cama.

Entré y cerré la puerta, Afrodita me vio con lujuria en su mirada y enseñándome sus hermosos colmillos en una sonrisa.

Me regalé un minuto para observar su cuerpo después de que quitó las sábanas, luego me acerqué para aprovechar que mis padres no estaban y hacer el ruido que quisiera.

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Capítulo corto y no muy interesante, pero tenía que ser parte de la historia para saber que ese vampiro Athan es un poco pervertido y no se crean, Grathen también es así 👀

El príncipe V Donde viven las historias. Descúbrelo ahora