Capitulo 16- Visitas y humillaciones.

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Ethan Black

Alison se llevó mi llave, tuve que pedir la copia que tenían en la recepción para entrar a mi propia casa. Las luces de la sala estaban encendidas. Eso es raro. Admito que me la pasé trabajando como un loco, ya son las dos de la madrugada, no es que no haya querido llegar o algo así...

Admítelo. No querías toparte con Alison luego de lo qué pasó esta tarde. Fuiste cobarde.

Vale. Lo admito. Si estaba preocupado, pero no de una manera romántica, solo era por el maldito contrato.

Ajá, y tú eres rubio con una bonita personalidad.

No importa, solo era eso. Alison no me interesa, es una idiota, muy fastidiosa. Lo que sucede entre nosotros no es más que una tontería, como lo de esta tarde, cuando la tenía en el escritorio... yo quería molestarla, pero ella me besó y se sintió muy bien, en un momento solo me dejé llevar y si no fuera por Ana...

Mierda.

Sacudí mi cabeza, alejando esos pensamientos. Caminé hasta la sala para poder apagar la luz, pero me di cuenta de que Alison estaba allí. De alguna manera solté la tensión que traía en mis hombros y la observé. Estaba en pijama, dormida a lo largo del sofá, tenía papeles por todos lados, la laptop encima de la mesa. Estaba estudiando. Toqué la taza que estaba sobre la mesa, el café aún está tibio así que no se durmió hace mucho. Ahora entiendo lo que Taylor decía, se presiona demasiado. Recogí todas las hojas, cerré la computadora y las dejé allí. Alison dormía plácidamente, la tomé en mis brazos, no despertó, simplemente se acomodó mejor.

Apagué la luz, batallé mucho para eso. Pero logré llegar arriba y acostar a Alison en la cama.

-Ella parece tan tranquila- dije para mi mismo.

Y es verdad, parece relajada, como si fuera una chica que no rompe ni un plato. Pero no lo es, ella me vuelve loco.

Claro que te vuelve loco.

Porque me fastidia.

Si claro. Sigue engañándote así.

*

Un poco de calma entre montones de trabajo. No he parado, ni siquiera he almorzado, pero tampoco es la primera vez que no lo hago. Quizá en la noche llegue a casa y le robe un poco de comida a Alison.

A propósito de eso, creo que es necesario aclarar que ha pasado un mes desde que nos casamos, un mes en el que mi casa se ve diferente. Inició su plan malvado con la comida, llenó la despensa de cosas, no me molestó, robé más de algún chocolate. También compró pequeñas plantas, y cojines para los sofás. Luego más plantas, y más... esa chica tiene una obsesión con los espacios iluminados. El departamento tiene más color... más vida.

Terminé de revisar el último informe de la pila enorme que tengo sobre el escritorio. Inhalé hondo y me recargué en el respaldo de la silla. Me acomodé y cerré los ojos para poder descansar.

-¡Hola Ana!

Una sonrisa escapó de mis labios. Es increíble lo fastidiosa e inoportuna que es.

La puerta sonó, abrí los ojos, me encontré con una sorpresa. Es Alison, pero es... esa Alison. Esa faceta suya en la que parece ser su mejor versión. Y cuando la conocí noté eso, en el casino era una mujer que sabía exactamente lo que quería, una ganadora. Luego cuando la vi en el elevador... pues era esa chica caprichosa a la cual despreciaba tanto. En este tiempo me di cuenta que esas dos versiones son una sola. Pero existen veces en los que me parece imposible que parezca más guapa de lo que es. Hoy va maquillada, no lo necesita pero eso me asegura que estaba en una sesión de fotos. Las sombras acentuando el azul de sus ojos, y el color rojo de sus labios combinando con el vestido del mismo color. Su cabello completamente lacio. Estoy perplejo.

Todo comenzó con un contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora