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Barto y Justina estaban en el escritorio comentando sus ideas para sus purretes. Sabían que Tacho se iba todas las noches a un lugar, que no sabían dónde pero lo iban a averiguar, pero para eso antes tenían que sacar las piedras del camino.
– Señor, Amelia no tiene porque estar involucrada. – le dijo Justina a Bartolomé. – Sabemos que daría su vida por sus amigos, o bueno, eso nos demuestra cada día que los defiende o los protege, por eso hay que sacarle del camino.
– ¿Es eso, Tini? ¿O Amelitis y Lucecita te están ablandando el corazón?
– Eso no mí señor, y por favor no meta a luz, es solo que perdemos con Amelia en la casa.
– ¿Y dónde la meto? Es la protegida de Bauer y de Cielo, si ella no está obviamente van a preguntar, ¿Qué hago con ella? – le preguntó Bartolomé a Justina.
– ¿Andrea?
– Tina sos brillante. Ya mismo la voy a llamar. – dijo y marcó el número de Andrea.
– ¿Hola? – contestaron del otro lado de la línea.
– Hola Andrea, habla Bartolomé Bedoya Agüero.
– Ah, Bartolomé, ¿Para que me llama a las 11 de la noche? ¿Pasó algo con mí sobrina? – de estar frustrada pasó a estar preocupada.
– No, no, todo lo contrario, está de maravilla.
– ¿Entonces? – Andrea estaba impaciente, ¿Para que la había llamado Bartolomé si no era por su sobrina?
– Ella hace rato me viene pidiendo que te llame, viste, y bueno, yo pensaba que la podes venir a visitarla, obviamente si no te molesta. Yo siempre me preocupo por la salud emocional y física de mis pimpollos. – dijo fingiendo, obviamente.
– Pero, Amelia jamás me molestaría, es más, justo estaba pensando en algo parecido, obviamente tenía que hablar con vos.
– ¿Qué pasó, Andy?
– Pensaba en llevarla de viaje, yo pensaba en una o dos semanas, pero puede adelantar el viaje y puede ser esta semana.
– Umh, pero para eso falta mucho, ¿Por qué no mañana, eh? – dijo con una sonrisa.
– ¿Mañana no es muy pronto? Yo no podría programar todo para mañana.
– Vamos Andy, todo por nuestra familia, ella te extraña mucho.
– Bueno en ese caso ya es diferente. – suspiró del otro lado de la línea y hablo. – Bien, bien, voy a ver qué puedo hacer y mañana la paso a buscar, decile que lleve ropa cómoda.
– Perfecto, Andy, yo le aviso. Bye, Andy.
– Chau, Bartolomé. – dijo pensando en que había dicho, si bien amaba a su sobrina tenía demasiado trabajo, y ella sabía que su sobrina no la extrañaba como Bartolomé lo contaba, y aún así complació los deseos de él, algo tramaba y ella lo iba a tener que averiguar, "todo por nuestra familia", palabras de Bartolome.
