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– Rama te traje esto para que comas. – le dijo Mar. – Rama, ¿Podes parar con eso y comer esto? Dale.
– No voy a comer, Mar.
– Loco no estás sola en esta. – dijo Tacho.
– Estamos todos en esta. Aleli tiene que volver. – Dijo Jaz ah de Tacho.
– No podes estar sin tu hermana. – hablo Lleca.
– Además, no podemos ser 7 mosqueteros, somos 8. Siempre es uno o todos, y todos para uno, ¿No?
– Bañate así la vas a buscar. – le dijo Monito.
– ¿Ah si, y después qué hago?
– Escápate con ella. Algo se, ¿No?
– Mira Rama esta es la plata que veníamos encanutando hace mucho con los chicos, y bueno te la queremos dar. – dijo Lleca.
– No, no, no puedo chicos, es de ustedes.
– Si Rama, agarrala que es tuya.
– ¿Y qué hago con plata?
– No te sirve para ir a Miami a buscar a tu mamá pero te podes ir bien lejos con la enana. – dijo Lleca.
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Fuimos a la clínica donde le iban a poner una vacuna a Alelí. Estábamos atrás del mostrador viendo cómo estaba Aleli y los dos mayores a cargo de ella.
Con Mar y Jaz nos íbamos a ir para no armar bardo, iban la agarraban y nos íbamos. Pero salió mal porque los mayores a cargo de ella se dieron cuenta.
Estaba pensando cuando viene Rama y los chicos.
– Un plan necesitamos. – dijo Tacho.
– ¿Que vamos a hacer tacho? Ya nos vieron. – dijo Rama.
– Pero a nosotras no. – dije y todos me miraron. – Cuando saltaste por Aleli nosotras nos quedamos acá para no armar bardo, ellos no nos vieron.
– ¿Y cómo sería el plan?
…
– ¿Están seguros que va a funcionar? – dijo Jaz por cuarta vez.
– Confía en un profesional.
– Esta es la última oportunidad. – Dijo Rama y todos nos preparamos.
Los chicos llevaron la camilla y con Jaz nos separamos un poquito. Tacho dijo un par de cosas a la enfermera que ni yo entendí, pero seguimos. Entramos y Alelí estaba al fondo con la mujer.
Llegamos y justo la estaba retando. Jaz interrumpió. – ¿Me deja a mí señora?
– ¡Hola! – nos dijo Aleli, le hicimos una seña con la cara y se dio cuenta.
