001

5.9K 257 13
                                    

Despertarse todos los días y ver la misma pared toda rota, era feo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Despertarse todos los días y ver la misma pared toda rota, era feo. Había estado en peores situaciones, pero me aburría muy rápido. Era muy fácil aburrirse en lugares como esos.

¿Pero qué más podía hacer? Nada. Esa era la rutina, no hacer nada, levantarse, desayunar pan como una roca y tomar leche caducada, y después de eso ir de nuevo a su habitación. No tenía amigos, y los que tenía eran de la calle.

Pero hoy su rutina iba a ser diferente. Hoy por fin se iba a escapar, ¿Pero por qué se iba a escapar? Por razones ya mencionadas. Odiaba estar encerrada, odiaba estar tanto tiempo en un lugar. En el reformatorio "paragüitas" estaba hace ya cinco meses. Además me trataban mal, por ser la más chica en el sector de mujeres. Mis compañeras tenían más de 18, algunas tenían que ir presas pero no lo estaban.

Cuando salí a comer espere a que todas salieran para poder por fin irme. Hoy como lo había pensado se iba la directora, y habían pasado unos 15 minutos que nadie vigilaba la puerta. Yo iba a aprovechar esos quince minutos que eran más que suficientes.

Era ahora o nunca, salir al mundo otra vez. ¿Había cambiado algo el mundo?. Bueno estaba siendo exagerada, pero vamos un poco de exageración no era nada.

Cuando vio que la directora se iba, salió por la puerta de atrás. Van a estar pensando, ¿Y cómo es que nadie se va por ahí? Porque la directora las tiene en la mira, las más "peligrosas" las tiene bajo control. El resto hace lo que ellas quieren. Eso es lo bueno de ser la reservada y callada, a la que molestan. No sé si la van a ver venir.

Cuando estaba saltando el paredón escuchó un grito "¡Se está  escapando!". Ahí me doy cuenta que es mí momento de correr, pero me caigo a la media cuadra. ¿Por qué me hicieron tan torpe?

Cuando ya estoy llegando a una plaza veo a una mujer con turbante negro aburrido, pero veo que se le sale por el bolsillo del vestido su billetera. Estoy un poco oxidada pero creo que puedo agarrarla. Cuando la voy a agarrar y salir corriendo se da cuenta y empieza a gritar.

– ¡Ladrona! Vení para acá mocosa – Dice la mujer. Dios que voz más potente, ¿tomara té con miel para la garganta? – Mocosa del demonio.

¿Iba a tener que volver al reformatorio? No, no voy a volver. Tarde mucho en salir y no pienso volver. Cuando estoy por doblar siento que me agarran del brazo y la empiezan a arrastrar.

– ¡Ladrona! Vas a venir conmigo mocosa.

– ¡No! Yo no voy con usted a ningún lado, ¿Me entiende?

– ¡Silenció! Venís conmigo y te callas.

– ¿No, por qué? Si quiere le pido perdón y listo. Pero al reformatorio no vuelvo.

𝗡𝗘𝗪 𝗛𝗜𝗦𝗧𝗢𝗥𝗬, 𝖼𝖺𝗌𝗂 𝖺𝗇𝗀𝖾𝗅𝖾𝗌 ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora