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– Ustedes salen que a la recaudación

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– Ustedes salen que a la recaudación. – escuché hablar a Justina mientras salía del baño.

– Pero tenemos clases de Cielo, no podemos.– respondió Jaz.

– Las tomarás después. Quiero que salgan ya y traigan el triple. – dijo con voz firme.

– ¿Eso no es mucha plata? – dije haciendo presencia.

– Si, Justina, eso es mucha plata. – apoyo mí respuesta tacho.

– Mucho es el gasto que generan. Ahora que no tenemos el taller, quiero el triple, ¿Quieren bailar? Vamos a bailar. – señalo a Jaz. – vos haces el numerito de la gitana, y las otras dos te siguen. – me señaló. – aprovechas y sacas las billeteras, cuida la mano. – señalo a los chicos. – Y los varones hacen el numerito de los rumanos que les sale divino. Y más vale que vengan con los bolsillos bien rebalsados. Va. ¡Va!

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– Bueno, ¿Listas?

– Me voy a colgando mirándote, reina gitana. – le dijo tacho a Jaz.

– Ugh. – dije fingiendo estar asqueada. Tacho me dio un empujón en el hombro mientras sonreía.

– ¿Che, entonces quién afana?

– No sé, yo no tengo ganas. – Dijo mar respondiéndole a Rama.

– Bueno, bueno, dale así terminamos más rápido. Lleca toma, pone el grabador. Y nosotros vamos a hacer lo que hicimos la otra vez. – dijo Rama y cada pareja se quedó en su burbuja.

Odiaba ser la tercera rueda. ¡Ellos tenían a alguien! Yo no, o sí, pero no estaba acá. Sentí como alguien me tapaba los ojos. Estaba tan distraída y separada del grupo que no me di cuenta.

– ¿Quién soy? – preguntó la voz a mis espaldas. Yo conocía muy bien esa voz.

– ¿Benjamín Rojas? – dije sonriendo.

– ¿En serio? ¡No, pensé que ibas a saber que era yo! – dijo Dylan sacando sus manos de mis ojos.

Me empecé a reír por su expresión. – Dylan, yo sabía que eras vos. ¿Quién no se daría cuenta?

– ¿Vos?

– ¡Yo sí me di cuenta! – Rama me empezó a tirar del brazo y no me había dado cuenta que Thiago estaba acá también. – ¡Thiago! Para, ¿Qué hacen acá?

– Entramos tarde al colegio, así que nos quedamos a ayudarlos.

– ¡No! – dijimos con los chicos al mismo tiempo. – No es necesario.

– Dale Rama no te ortives. Dejen que los ayudamos. – Dijo Dylan.

– No, no, en serio.

– En serio, nosotros los ayudamos. Empezando por el grabador. – sacó algo de una bolsa.– Esto es mejor.

𝗡𝗘𝗪 𝗛𝗜𝗦𝗧𝗢𝗥𝗬, 𝖼𝖺𝗌𝗂 𝖺𝗇𝗀𝖾𝗅𝖾𝗌 ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora