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Parte 1

Ya en la mansión a paso pesado siguió a Nico quien entraba al patio interno para hablar con todos los chicos

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Ya en la mansión a paso pesado siguió a Nico quien entraba al patio interno para hablar con todos los chicos. –¡Quiero dormir, Nico! –se quejó Amelia. –Dormí toda la noche en una silla.

–Corrección, dormiste encima de mi hombro.

–Pero no estaba volando o ¿Si? Estaba en una silla. –rodó los ojos.

Los chicos se acercaron y fueron inmediatamente a Amelia. Nico, quien cuando se despertó salió para la mansión para buscar a su hijo, había visto a los chicos y les explico que era lo que había pasado, resumidamente. Bueno, en realidad no les había dicho casi nada, solo que Lía, Cielo y Luz estaban en el hospital. Luz y Cielo operandose, y Lía es la donante de sangre para ambas, por si la necesitaban, claro.

Se sentaron y Nico se acercó a ellos. –Okey, tengo, tengo un plan para encerrar a Bartolomé. 

Lleca empezó a toser de forma escandalosa interrumpiendo a Nico. –No, si, no…

–Hablemos de otra cosa mejor. Estaría bueno. –dijo Jaz alejando su mano de la boca.

¡Las pulseras! Amelia se había olvidado por completo de ellas y le había confesado todo lo que pasaba en esa casa. Estaba muerta.

–¡No, es el mejor momento! –Nico exclamó. –Justina está presa, es el….

–Ehh…. –callo Tacho a Nico. –Jazmin tiene razón, acaban de operar a Cielo y a Luz, ¿Por qué no vas a verlas?

–Tenes razón, son hermanas. –los chicos se quedaron sorprendidos y miraron a Lía. –Corrección, Amelia, Luz y Cielo son hermanas.

–¿Hermanas?

–Lo que Cielo y Amelia siempre sospecharon, se dio, por suerte.

–¿Cómo por suerte? Nosotras somos hermanas de toda la vida, Nico, no es porque un hada mágica vino y nos dio polvo y mágicamente nos hicimos hermanas, por suerte. Creo que no. –hablo Amelia por primera vez sin intención de ofender y Nico asintió, era verdad. –Perdón tengo sueño.

–Mi error, perdón. –se disculpó Nico, pero la miró de nuevo. –Sabes a lo que me refería. –insistió y la rubia rodo los ojos, tenía sueño. –Las tres son las dueñas de las casa, las herederas.

–Así que ojo como me tratan, eh, miren que si no me gusta algo los puedo echar. –dijo Amelia haciendo caras y los chicos sonrieron divertidos.

–¿Querés algo para tomar, Lía? –preguntó Rama siguiéndole el juego. –Si no hay puedo salir corriendo a comprarte. Todo lo que pidas, acá me tenes.

–Disculpe señorita Amelia, estamos totalmente a su servicio. –Tacho hizo una reverencia. –Cualquier cosa que quiero pidalo sin dudar.

–Yo me ofrezco para lo que sea, cuando quiera. Solo llámame. –Jaz les siguió el juego, con una sonrisa divertida.

𝗡𝗘𝗪 𝗛𝗜𝗦𝗧𝗢𝗥𝗬, 𝖼𝖺𝗌𝗂 𝖺𝗇𝗀𝖾𝗅𝖾𝗌 ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora