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Respirando de forma acelerada Amelia se levantó de su cama y empezó a caminar hacia la cocina, necesitaba un vaso de agua. Había tenido una pesadilla, y consistía en que le pasaba algo a Cielo, era como si ella estuviera encerrada y tenía miedo.
Cielo se había ido, el día del festival se había ido y les había dejado una nota diciendo que iba a encontrarse con ella y descubrir su pasado, y que lo necesitaba hacer sola.
La rubia desde ese día había tenido pesadillas sobre Cielo y no le había dicho a nadie, ninguno de los chicos sabía que ella tenía las pesadillas.
Agarrando el vaso se acercó a la canilla y la abrió. Espero que el agua se torne fría y se sirvió ahí. Se dio la vuelta cuando el vaso ya estaba lleno y se sentó en una silla.
Quería saber qué era lo que sentía realmente. Sus sentimientos en estos momentos eran un desastre. Se sentía mal, y ya no sabía qué hacer. Necesitaba aclararse, saber que sentía y que no sentía.
Necesitaba saberlo, porque su cabeza no daba más. Quería encontrar su pasado, saber quiénes habían sido sus papás, por qué la habían abandonado o quienes la habían abandonado.
Estaba pérdida en todo sentido.
Agarró su celular que vibraba y sonrió a medias por el mensaje.
Dylan. ¿Estás despierta?
Amelia. No, estoy durmiendo.
Dylan. Ah perdón.
Amelia. Dylan es joda, no estoy dormida
Dylan. Supuse eso cuando me contestaste ¿Salís?
Amelia. ¿A dónde?
Dylan. Al patio, dah.
Amelia. ¿Y para qué voy a salir al patio?
Dylan. Hay una sorpresa.
Amelia. Voy.
Se levantó y fue para el patio, y ahí se sorprendió de ver a Dylan ahí parado con una manta.
–Hey, Lili.
–Dylan. –saludó Amelia abrigándose con el buzo que tenía.
–Uh, eso fue seco.
–No lo fue. –lo miro un poco raro–¿Qué haces acá, Dylan?
–Venía a verte. –Amelia no quiso mostrar sorpresa–Y bueno, también tenía insomnio, así que, bueno, ayer te vi rara y como no podía dormir vine a verte.
