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Amelia

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Amelia

Me despedí de Dylan y entre a la mansión buscando a una sola persona. Nico. Era en el único en el que confiaba y sabía que él me iba a poder ayudar. Cielo también me podía ayudar, y obviamente confiaba en ella, pero ahora estaba mal y no quiero abrumarla.

Entré y lo vi peleando con Bartolome, esto era lo último que me faltaba que ambos me vieran llegar a la noche.

Cuando me vieron inmediatamente ambos se fijaron en mí ropa y vieron que tenía una campera de hombre y Nico frunció el cejo. –¿De dónde venís, Amelia?

–Del bar. –respondí naturalmente.

–¿Segura? ¿Porque yo no te vi?

–¿Cómo lo vas a saber si no fuiste? –le respondo intentando sonar segura de lo que estaba diciendo y en realidad no tenía ni la menor idea si había ido al bar, pero tente al destino.

–Bueno, bueno, bien ganaste, pero la próxima me avisas a dónde vayas, por precaución. –me dijo señalándome con el dedo.

–Nick, esas preguntas las tengo que hacer yo. –le reprendió Bartolomé.

–¿Pero las hizo? –pregunte esta vez yo. –Respondo por usted: No.

Nico me miró mal. El pensaba que el odio que le tenía era por los que había pasado el día anterior. Que en cierto punto tenía razón pero el odio que le tenía era por todo lo que nos había hecho a mí y a los chicos. Además me había sacado lo último de mis papás.

–¿Nico podemos hablar? –volví a hablar acercándome un poco más a Nico y a Bartolomé ya que estaba en el escalón de la puerta.

–Si, vení vamos a la cocina. –Nico miró a Bartolomé y fuimos juntos a la cocina, él se sentó en una silla y se volvió a levantar, estaba inquieto. –¿Qué pasó, Lía?

–Me acordé del nombre de mis papás biológicos.

–¡Lía eso es buenísimo! ¿Querés que los busquemos? –preguntó con cuidado esperando una reacción dramática.

–Si, quiero buscarlos y hacerles preguntas. Quiero saber porque me abandonaron, o porque me dejaron, quienes son, qué hacen, si tengo hermanos….

–Lia les vas a poder preguntar todas las preguntas que quieras. Pero primero tenemos que saber sus nombres, ¿Cómo se llaman?

–Alba y Carlos María. –él estaba yendo a buscar agua y cuando me escuchó se quedó helado y se giró a verme con los ojos abiertos a más no poder. – No me acuerdo el apellido de cada uno, pero…

–¿Alba y Carlos María? Necesitamos buscar a Bartolomé ahora. –dijo rapidísimo. Me agarró la mano y tirando de mí nos llevó hasta su escritorio. Adentro estaba Bartolomé y estaba el fiscal que me había hecho preguntas hace mucho.

𝗡𝗘𝗪 𝗛𝗜𝗦𝗧𝗢𝗥𝗬, 𝖼𝖺𝗌𝗂 𝖺𝗇𝗀𝖾𝗅𝖾𝗌 ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora