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Amelia
Suspiré mientras cortaba el teléfono. Si, estaba llamando a mí tía Andy, porque realmente quería saber qué era lo que le pasaba, pero como siempre ella no contestó el teléfono.
Tacho me miró y se dio cuenta. –¿Todavía no te llama?
–No. –dijo pasándome las manos por el pelo. –¿Y sabes qué es lo peor? Que seguramente no quiere hablar más conmigo y parezco una desesperada.
–Lia, no te ves como una desesperada te ves como una persona preocupada y eso es normal.
Me sonrió y con eso me subió el ánimo. Con tacho me sentía en libertad de decir y hacer cualquier cosa, él siempre tiene una solución para cada problema que tengo y me hace sentir bien que él también me confíe sus cosas.
Vimos como entraba Nico por la puerta, y ahí Tacho y yo nos levantamos para sentarnos en las sillas que ahí ya se encontraban los chicos, solo faltaba Lleca.
Se sentó en la puerta del salón de baile y nos miró con una sonrisa triste, y yo ahí me preocupé. –Bueno, ¿Estamos todos? –levantó la mirada y vio que faltaba Lleca. –¿Lleca?
Pregunto y el nombrado entró silbando mientras tenía las manos en la espalda. –Loco estoy acá, ¿Tanto? Todo el tiempo. No perdón, perdón. –dijo con una sonrisa al ver la cara de Nico. Lo miré y él sonrió con inocencia.
–Eh, si, bueno es conmigo. Ustedes ya saben que yo les falle. –arrancó Nico después de mirarnos a todos.
–No, no, no vos no nos fallaste, fuimos nosotros.
–Nico por favor te lo pedimos, no renuncies. –le dijo Mar en forma de súplica.
–¿Ahora vas a bajar los brazos después de todo lo que lograste? –le dije yo señalandonos a nosotros y a todo lo que había hecho por nosotros.
–Y-ya está hecho eso. Yo destruí lo que construyó Barto en muchos años…
–No, no es tan así y te aseguro que no. –le dijo Thiago.
–Pero Nico vos sos mejor que Barto. –ahora lo dijo Aleli con una voz suavecita.
–¿Eso por qué no se lo dicen al juez? –dijo Nico intentando animar el ambiente.
–Bueno, hablemos con el juez entonces. –dijo Jaz decidida y nosotros asentimos con la cabeza afirmando lo que había dicho.
–Dylan nos puede ayudar, su papá por lo que me dijo era juez. –hablé yo sonriendo y todos abuchearon, menos Thiago quien río despacito por cómo reaccionaron los chicos.
–No.
–¿Por qué no? –pregunte retando a Nico con la mirada, él sabía que si yo quería hablar con el juez lo iba a hacer.