Je t'aime (Tr x Tn)

Capítulo 31

Draken llegó a la casa de la chica, después de haber llamado algunas veces y no obtener respuesta, todo con tal de poder disculparse.
Al llegar, la vio en la puerta, algo sonrojada y sudada, pensó que podría estar enferma, asi que intento entrar con ella pero solo recibió negativas de su parte.

— ¿Estas segura de que no necesitas algo? Te ves muy roja.

— Estoy bien, estuve haciendo algo de ejercicio y estoy cansada —le sonrió ampliamente apoyando su cara contra la puerta, ella se giró un poco, y miro a su novio con ojos suplicantes, de que por favor, se detuviera, así no podria hablar con el chico.

Pero Baji negó con la cabeza tocando sus senos  debajo de la ancha playera y estimulando su parte íntima sobre la ropa.

Estaba tan enojado con Draken ahora mismo, que poco y nada le importaba el "pudor" que pudiese tener en ese momento, sabía que él no entraría a menos que ella lo dejara entrar a la casa y sabía que eso no pasaría.

— Entonces, está bien, solo quiero hablar contigo unos minutos, sobre lo que pasó, se me pasó la mano y debí preguntarte primero si estabas de acuerdo —tocó su cuello con nerviosismo— Lo siento, de verdad.

— Está bien Draken, ya no estoy molesta —sonrio— pero ahora mismo, necesito... Una ducha... —respondió mordiendo su mano, al sentir como Baji introducía su miembro dentro de ella.

— Esta bien, pero de verdad me preocupa que tengas fiebre. —toco su frente— Estás demasiado caliente, ¿Te sientes bien?

— Me siento perfectamente —le sonrió— Ahora debo ducharme antes de que pesque un resfriado, nos vemos Draken.

— Claro, llámame cualquier cosa.

Ella asintió y se despidió del chico, cerrando la puerta y apoyándose en ella, volteó a ver a su chico, que le sonreía con maldad.

__tn negó con la cabeza ante la poca cordura que podía tener el chico en esas situaciones.

— ¡Nada de "no debiste"! —exclamó— por mí que entrara mientras que te hago mía, para que aprenda quien es tu dueño.

Baji la tomo del cuello, con molestia la acerco a él, empujándola con más fuerza.  Ella no quería gemir, ¿Que tal y el chico seguía afuera? No podía hacer el escándalo.

Esto fue notado por el pelinegro, quien frunció el ceño, la volteó hacia él y la cargó hasta la mesa de centro, en donde levantó una de sus piernas colocándola de lado, para comenzar a moverse aún más.
Ella gemía sintiéndolo, para luego tomar su cuello y acercarlo a ella, para poder besarlo.

Él correspondió el beso, introduciendo su lengua en la boca de ella, al momento que se separaba y chocaban sus lenguas mirándose fijamente.

— Ponte en cuatro. —ordenó mirándola fijamente.

— Pero... — musitó sintiendo una mordida en la pierna mientras el pelinegro la miraba con molestia.

Ella asintió y colocó sus piernas mirando hacia él con los brazos  hacia el frente.

Baji la golpeó en el trasero nuevamente, dejando marcas en sus nalgas.
Tomando su cabello y su cuello, acercándola a su cara.

— A mi no me cuestionas. —le susurró molesto— ¿Entendiste?

— Sí~ —respondio entre un gemido.

Si había algo que podía con ella, era que él tomara el control, más que nada, porque verlo de esa manera era realmente excitante.

La noche pasó, las cajas de condones se acabaron.

¿Realmente ese chico podía tener tanto aguante? Quien sabe. Pero al parecer, mientras más se enojaba, más ganas tenía de hacerla sufrir.