Cristalizado [Zhongchi]

XVI

Childe apretó la mandíbula aún con los ojos cerrados, se sentía pesado, asfixiado y aturdido, le dolía la cabeza, seguramente en consecuencia por haber bebido de más anoche. Pero no tuvo más opción que abrir los ojos cuando sintió algo envolviéndolo desde el medio de sus piernas a su pecho, apretándose alrededor de su cuerpo. Invocó sus dagas con toda la intención de cortar aquello que lo rodeaba, había sido entrenado para matar hasta dormido y despertar aplastado por algo que no reconocía lo ponía alerta.

Escuchó un gruñido a sus espaldas y luego unos brazos se sumaron a aferrarse a su cuerpo, lo reconocía como Zhongli. Giró hacia su novio y solo pudo confundirse más, de la cabeza del castaño salían astas doradas, marcas del mismo color se extendían desde los cuernos a su mentón, bajando por su cuello hasta perderse en algún lugar de su pecho y la extremidad que rodeaba a Ajax no era nada más y nada menos que su cola.

—Buenos días.—Zhongli saludó y buscó pegarse más a su pareja, con ayuda de su cola lo empujó más hacia sí mismo, sus manos de inmediato buscaron su rostro para dejar suaves caricias.
Childe miraba en silencio y con atención, tenía muchas preguntas, tantas que a penas podía figurar una. Estaba tan sorprendido que la voz no le salía, pero el destello en sus ojos indicaba dudas, Zhongli no tardó en notarlo y dejó un beso en su frente.

—Perdón,—El adepto hizo una pausa para mirar a Childe y asegurarse de que le estaba prestando atención a sus palabras.—creo que me emocioné un poco por dormir contigo.—El adepto buscó refugio en el pecho de Childe y su cola se enroscó en el muslo de Ajax.

—¿Puedes volver...? Ya sabes, sin cuerno y cola.

—Me temo que no puedo, es etapa de emparejamiento, caeré ante cualquier instinto que se asome y necesito tu compañía para asegurar nuestra unión. Por favor, quédate conmigo hoy.

Ajax se quedó en silencio mirando con atención a su pareja, ¿caer a sus instintos? ¿Etapa de emparejamiento? ¿Unión? El heraldo no entendía nada, lo único que sabía era que debía acompañar a Zhongli durante ese tiempo, pero debía trabajar. Miró el reloj en la mesita de noche, dos de la madrugada, tenían tiempo.

El ex arconte parecía exhausto aunque no había hecho ningún esfuerzo desde que despertó,—excepto no dejar ir a Childe de su asfixiante cola rodeándolo y acariciando su cabeza—a Childe le gustaba esa atención, pero quería darse un baño, hacía mucho calor en Liyue y con Zhongli aplastandolo sentía que moriría derretido, además había pasado una hora y debía comenzar a arreglarse. Intentó apartar la cola de su amante pero este solo se enroscó más en el pelirrojo sin abrir los ojos en ningún momento.

—Zhongli hace calor ¡Morax, Rex Lapis, hace calor!—se quejó intentando empujar a su novio, en vano ya que el ex arconte se negaba a zafarse.

Childe dejó de empujar, tomó a Zhongli de las mejillas y se impulsó como pudo hacia arriba, tomando una de las astas en su cabeza entre sus dientes y empezó a tironear, no bruscamente, buscaba liberarse, no lastimarlo, pero aún así Zhongli se quejó y enfurruñado contestó.
—Estoy despierto, no me muerdas.

Entonces el adepto se vio obligado a soltar a su compañero y dejarlo ir a darse un baño, esperaba que cuando saliera de la ducha volviera a recostarse con él y acurrucarse toda la mañana, en cambio lo vio salir con su uniforme a medias, llevaba su camisa roja, sus pantalones y sus pies descalzos pero con los calcetines puestos, Zhongli podía reconocer que le faltaban la chaqueta, las botas, la bufanda, su arete y el arnés, esto último lo decepcionó.

Childe salió de su habitación y se empezaron a escuchar sonidos en la cocina, Zhongli se preguntaba qué estaba haciendo y por mera curiosidad se levantó de la cama con las mantas enredadas sofocantemente en su cola, le costó un poco, pero logró liberarse de la tela. Comenzó a caminar por el pasillo, su cola chocó contra varios muebles, afortunadamente no tiró nada, o al menos nada que pudiera romperse por caída. Había pasado un tiempo desde la última vez que se había presentado en esa forma, pero era la primera vez que debía manejar su cuerpo, al que no controlaba del todo, por un lugar reducido.