XXVIII

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Childe sabía que estaba en Liyue, sus ojos reconocían el muelle, el rostro de los comerciantes y el bullicio de la zona, pero se sentía perdido, desorientado, no sentía calor. No tenía órdenes, Scaramouche había desaparecido de su vista, para cuando despertó se encontraba solo en el barco, lo único que tenía era una carta con sellada que aparentemente estaba destinada a él.

Se abrazó a sí mismo y se tomó un momento para respirar. Aquello que la Tsaritsa le había puesto en la nuca lo dejó aturdido, necesitaba un momento para despertar adecuadamente todos sus sentidos. Era como si tuviera que volver a familiarizarse con la realidad.

Childe miró alrededor cuando su cerebro conectó para recordar a su novio, la posibilidad de encontrarlo en el puerto lo animó, pero no fue el caso, Zhongli no estaba caminando por ahí como siempre ni haciendo escándalo en el mercado.

Su primer pensamiento fue ir a buscarlo en la funeraria, pero su deseo de ver a su novio parecía estar mal enchufado a su cerebro porque acabó perdiéndose.

—Disculpe, ¿Dónde queda la funeraria Wangsheng? —Childe preguntó, ya estresado por no encontrar el camino hacia el trabajo de su amante.

—Uh, está literalmente a su izquierda, hay un letrero grande. —Respondió la muchacha desviando la mirada para no reírse en la cara del pobre pelirrojo extranjero que parecía estar borracho por la forma en la que había caminado hacia ella.

El heraldo simplemente dio una media vuelta sobre sus talones y caminó hacia la entrada de la funeraria, estaba demasiado avergonzado como para siquiera decirle gracias. En lugar de abrir la puerta como usualmente haría, el snezhnayan se sentó frente a la entrada, se sentía agotado, sus pies dolían como si no pudieran aguantar su propio peso.

Childe suspiró cuando un gato se subió a sus muslos, presionando ligeramente sus garras contra él mientras se estiraba, el pelirrojo no lo apartó, de hecho se quedó jugando con el minino mientras esperaba a que alguien entrara o saliera por esa puerta. Ajax sostenía su bufanda en alto para que el tintineo de las puntas de esta llamaran la atención del felino e intentara alcanzarlo con las patas.

—¡Childe! ¡Oh por Celestia! —Escuchó una voz familiar, por lo que detuvo sus juegos con el gato para levantar la vista y encontrarse con cierta castaña ensombrerada. —¡Zhongli me tenía loca! ¡Tú me tenías loca de nervios! ¿Todo está bien? Estás aquí así que todo está bien ¿verdad? Dime que sí.

Childe no respondió de inmediato, dándole tiempo a su cerebro para procesar todo y responder de la forma más coherente posible.

—¿Zhongli? —"¡Oh, sí, tan coherente Childe! ¡Hu Tao te ha dicho que estaba preocupada por ti y todo lo que dices es el nombre de su empleado!" Pensaba, resoplando para sus adentros. —Perdón, bien, yo. Yo estoy bien.

Hu Tao solo frunció el ceño, pensando que el pelirrojo se encontraba borracho o que los fatui lo habían dejado drogado de algo. Childe se levantó despacio, con cuidado de no estresar al gato que seguía echado sobre él.

—Zhongli no está. —Hu Tao mencionó antes de que Childe pudiera intentar dar un vistazo al interior de la funeraria. —Me pidió salir temprano hoy, pero no tengo idea de... —El snezhnayan no dejó a Hu Tao terminar y comenzó a correr. —¡¿A dónde vas?!

—¡A su casa! —Dijo Childe, tomando un camino hacia la izquierda.

—¡Es por el otro lado! —Ahí fue donde Hu Tao se dio cuenta de que hoy le tocaría cuidar de un heraldo aparentemente borracho hasta que su novio se apareciera. —¡Hacia allá es la Terraza Yujing! ¡Por allá es la farmacia Bubu! ¡Deja de correr!

Con unos pocos (bastantes) tirones, algunas perdidas de vista del pelirrojo y al menos diez niños frustrados porque Hu Tao arrastraba a Childe para que dejara de detenerse a jugar con ellos, lograron llegar a la casa de Zhongli.

Cristalizado [Zhongchi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora