XXXVI

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Luego de una larga tarde solitaria, Childe decidió que no podía esconderse de Zhongli, si le quedaban menos de veinticuatro horas debía aprovecharlas al máximo cómo fuera. Incluso si eso implicaba decirle a Zhongli...

Childe sacudió la cabeza, borrando todos sus pensamientos negativos en el momento. Ahora se encontraba frente a la puerta de la casa de Zhongli, tocando y esperando a que le abrieran, pero no hubo respuesta.

—¿Ajax? —Detrás de él, Zhongli recién estaba llegando a su casa —No sabía que vendrías, yo... —Zhongli hizo una pausa algo larga —Estaba encargándome de algo —hubo silencio por unos momentos y el adepto decidió dar más detalles —. Estoy trabajando en algo para el rito de la linterna, por eso he estado fuera de la funeraria últimamente. —Zhongli se llevó la mano al mentón—Este año, Hu Tao se ofreció a ser parte de la organización así que me ha puesto ciertos encargos. Ya sabes, las telas y demás.

Bueno, eso explicaba por qué Zhongli compraría absolutamente todo de una tienda de telas. Por otro lado, Ajax había olvidado totalmente que el rito de la linterna estaba cerca. Maldición, iba a perder la oportunidad de ver las linternas con Zhongli... Como sea, no tenía tiempo para lamentarse ahora.

—Suena a qué has estado atareado hoy, ¿no tienes hambre? —Childe le preguntó sonriente. —Hace tiempo quiero intentar hacer una receta de mi abuela, ¿Podrías ser mi catador?

—Me encantaría.

Childe no tardó mucho y se puso en ello, estuvo un buen tiempo en la cocina mientras Zhongli se dedicaba a admirarlo desde el sofá.

Unos minutos después, Childe tomó el cucharón para probar un poco de su creación.

—Le falta algo...

Las manos de Zhongli rodearon su cintura y lo apretaron contra él mientras apoyaba su mentón en el hombro de Childe. El pelirrojo se erizó, ¿En qué momento había llegado hasta ahí?

—¿Tú qué dices? —Childe llevó el cucharón cerca de los labios de Zhongli y él probó.

—Creo que lo que le falta es azúcar.

—¿Azúcar? Una sopa no puede ser dulce, Zhongli.

—Oh, sí que puede, en la antigüedad ofrecían sopa dulce en las fiestas de despedida que le hacían a los guerreros de la nobleza antes de irse en misiones, ya sabes, en caso de que no regresaran —Zhongli miró a Childe fijamente antes de aclararse la garganta y soltar al pelirrojo—. Quiero decir que tal vez el azúcar era el ingrediente secreto de tu abuela.

—Puede ser... bien, lo probaré ahora mismo —Childe se mordió el labio inferior y caminó hacia la repisa para alcanzar la azúcar.

—No es necesario que lo cambies, quedó deliciosa, pero si tienes tantas ganas de probarlo, puedes volver a intentarlo mañana —Childe se congeló en su lugar y se mordió el labio para retener las ganas de llorar que lo golpearon de pronto —. Si es que habrá un mañana.

Childe abrió los ojos con sorpresa y giró sobre sus talones para mirar a Zhongli. Para cuando se volteó, tenía a Zhongli frente a él, mirándolo con tristeza.

—Recibiste tu última advertencia, ¿cierto?

—¿Cómo...? —La voz de Childe se quebró.

Zhongli levantó su mano a la altura de su hombro y se quitó el guante. Su piel dorada brillaba intensamente.

—El sigilo está haciendo que todo mi cuerpo retumbe —Zhongli explicó —. Además, la presencia de la Tsaritsa aquí no podía ser un buen augurio.

Ajax quiso echarse a llorar. Quería disculparse con Zhongli por no haber sido lo suficientemente bueno en su trabajo como para sobrevivir. Quería pedirle perdón por hacerlo perder su tiempo. Pronto, manos cálidas se encontraban secando sus lágrimas que salían sin poderlo evitar.

Cristalizado [Zhongchi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora