• Special: The real first kiss •

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» Special: The real first kiss.
                    
          

-¡Kae, ten cuidado!
          

Un Diluc, de diez años, con una visión Pyro recién estrenada en su cinturón, corría detrás de un pequeño Kaeya, que se dirigía sin ningún tipo de cuidado hasta el lago que tanto visitaban.
          

Adelinde les había advertido con bastante precisión que no se alejaran más allá de los terrenos del viñedo si es que iban a salir a dar una vuelta, pero a ellos poco y nada les importó seguir el sendero hasta su real destino.
          

Habían tenido una mala experiencia hace unos cuántas semanas con un montón de hilichurls que los habían atacado, pero gracias a la hazaña y a la valentía de Diluc por proteger a su compañero, Barbatos le había brindado una visión de fuego.
          

Un poder que aún no sabía usar del todo, pero que le había dado la confianza suficiente como para decirle a su pequeño hermano que podrían volver a ese lugar si querían.
          

Que se encargaría de cuidarlo de todo mal si fuera necesario.
          

-¡Tenías razón! -Diluc parpadeó un par de veces al llegar a su lado, sonriendo de inmediato ante el hermoso paisaje que ambos divisaron desde el punto más alto que entregaba una enorme roca a solo metros del lago.
          

-¿De qué hablas? -Preguntó a su vez el pelirrojo, mientras Kaeya le dedicaba una expresión brillante y alegre.
          

-¡Esta es la mejor época para disfrutar de la brisa y del clima!
          

-¡Te lo dije!
          

Y era cierto, Mondstadt durante el verano era bastante fresco pese a las altas temperaturas, todo gracias a las heladas brisas que soplaban con más fuerza desde Espinadragón.
          

Los ciudadanos lo atribuían a que el Arconte Anemo protegía las cosechas de uvas para el próximo año de las sequías del sol, dándole corrientes de viento frías que ayudaban a temperar un poco el ambiente.
          

Así que Diluc confiaba en que todo era gracias a él, al dios protector.
          

-¡Vamos a nadar!
          

Kaeya no tardó en tomar su mano enguantada para jalarlo en dirección a la orilla del agua, con la intención de zambullirse luego de quitarse los zapatos y los calcetines.
          

Sí, Adelinde ya le había preparado un par de guantes especiales, ya que aún no tenía un control sobre el fuego que a veces se producía en la yema de sus dedos, así que no pudo sentir la suavidad de las manos ajenas contra su piel.
          

Solo se limitó a imaginar esa textura.
          

-Pero no sé nadar...
          

Diluc se mordió el labio inferior con pesar, observando como Kaeya se quitaba sus zapatos sin una pizca de duda, contrario al pelirrojo que seguía de pie, retorciendo los dedos de sus manos en constante tensión.
          

-No te preocupes, solo estaremos en la orilla, no pasará nada.
          

-¿Estás seguro?
          

-¡Por supuesto!
          

El mayor seguía algo dubitativo mientras seguía fijando su vista en las acciones de Kaeya, quien parecía demasiado entusiasmado en sumergirse en el agua para liberarse un poco del sudor que bañaba su piel gracias al viaje a pie que habían hecho hasta llegar allí.
          

 • This is our story • [ Kaeluc | Genshin Impact ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora