• Present: Despair •

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» Present: Despair.
                    
          

Cuando Diluc se percató de que Kaeya estaba abriendo los ojos, no pudo evitar sentir un leve escalofrío en su columna vertebral que le alertó de inmediato de lo que podría ocurrir.
          

Era cierto que estaba preocupado y que se había quedado allí para monitorizar su estado actual, pero eso no significaba de que no debía tener cuidado, pues estaban en el límite del tiempo y la predicción de Mona era inexacta.
          

Calculaban tres días para la lluvia de cometas, pero podrían ser un par más o un par menos.
          

El pelirrojo se puso de pie con lentitud, sin dejar de observar los ojos de su compañero. Rosaria a su lado también había adoptado una posición defensiva, invocando su lanza en caso de que Kaeya atacara de imprevisto.
          

Pero eso no fue lo que sucedió.
          

El moreno parpadeó un par de veces intentando acostumbrarse a la oscuridad del calabozo, pues solo estaba iluminado por un par de antorchas que Diluc había encendido cuando habían ingresado.
          

Luego de eso, se llevó una de sus manos a su cabeza, comenzando a quejarse en voz baja con leves quejidos suaves que no delataban ningún cambio en su actitud.
          

Cuando elevó la cabeza para observar a los presentes, le dedicó una rápida sonrisa a Diluc, pero su expresión cambió a una mucho más curiosa cuando observó a la monja.
          

Por supuesto, Diluc estaba seguro que ya no había reconocido a la mujer.
          

—Luc, siento como si me hubieran dado un golpe en la cabeza con un garrote. —Explicó mientras se sentaba sobre la dura superficie en la que había estado durmiendo todo ese tiempo. —¿Qué ha pasado? —Se atrevió a preguntar mirando al pelirrojo, para luego girar su cabeza hacia la monja, que seguía observándolo con una expresión que denotaba impaciencia. —Y ella... ¿Quién es?
          

Rosaria ni siquiera se inmutó por no haber sido reconocida, de hecho esperaba que fuera así.
          

El momento para el estallido se había reducido enormemente y solo era cuestión de tiempo para que todo explotara de una buena vez.
          

—Debo decir que me duele que no me reconozca, Sir Kaeya. —La mujer habló antes de que Diluc pudiera hacerlo, provocando que el moreno luciera aún más confundido sin comprender por qué esa desconocida había dicho aquello. —Pero lo comprendo, de seguro la última persona que olvidará, será a usted, Maestro Diluc.
          

Kaeya volvió a parpadear unas cuantas veces intentando asimilar las frases que la mujer había pronunciado, haciendo una mueca un tanto extraña de ver en su rostro.
          

Lo hacía lucir inocente y frágil.
          

—¿Olvidar...? ¿Nos conocemos? —Interrogó el menor, volteándose a mirar al pelirrojo que solo se limitó a asentir un par de veces. —¿Por qué ella dice que serás el último...?
          

Pero la pregunta que Kaeya quería pronunciar ni siquiera logró ser finalizada.
          

Un dolor repentino sobre su ojo abisal le obligó a silenciarse así mismo, llevándose ambas manos hasta el mismo para presionarlo con fuerza, casi como si quisiera hundirlo aún más en su cuenca.
          

 • This is our story • [ Kaeluc | Genshin Impact ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora