• Present: Love •

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» Present: Love.

          
          
          
La manera en como Diluc reprimía el llanto podía significar una sola cosa.
          

Estaba desesperado por hacerle saber lo que sentía, pero a la vez quería proteger su propia vulnerabilidad, pues ya no confiaba en él tanto como antes.
          

Si hubieran sido los adolescentes de ese tiempo, el pelirrojo no habría tardado en comenzar a llorar y a gritar todo lo que tenía atorado en su pecho, pero ahora, a penas podía expresarse e incluso si lo hizo, fue solo porque Kaeya estaba de espaldas, sin oportunidad de ver lo demacrado que lucía a causa del estado en el que estaba.
          

Kaeya no podía soportarlo más.
          

Toda la situación había logrado unirlos un poco, era cierto, pero pensar en que eso que le había comentado podría hacerse realidad le partía el alma.
          

No quería olvidar sus recuerdos, eran el tesoro más bello que tenía de aquellos días en que estaban juntos.
          

Los detalles de sus encuentros, las escapadas ocultas cuando eran niños, su primer beso, la manera en como encajaban sus cuerpos en la intimidad, los conflictos que terminaban en besos, las bromas, la sonrisa de Diluc, su aroma, la forma en como lo miraba en ese entonces...
          

Arcontes, no quería olvidar nada de eso.
          

Concentró toda su fuerza en sostener las manos del Ragnvindr para intentar voltearse entre sus brazos.
          

Lo logró con algo de dificultad, así que la nueva posición permitió observar con asombro como las lágrimas ya habían hecho de las suyas sobre el rostro del bello pelirrojo.
          

Sus pestañas húmedas a causa de las lágrimas, la nariz enrojecida por el llanto, sus labios hinchados por la cantidad de veces que los había mordido para reprimir el sonido angustiante que se escapaba desde su garganta, su cabello suelto, salvaje y revuelto que le hacía recordar a cuando eran adolescentes.
          

No era una imagen agradable, pero Kaeya no pudo evitar sonreír con ternura a causa de ello.
          

Su corazón latía enloquecido, pues se había reencontrado luego de largos años de soledad, con ese amor incondicional que le había profesado hace tanto.
          

El antiguo Diluc Ragnvindr estaba frente a él, luciendo igual de inmaculado que siempre, con su piel blanca cubierta de sutiles pecas y con sus ojos carmesí vibrantes y felinos.
          

Estaba ahí, en frente, observándolo con angustia mientras sus brazos seguían aferrándose a su cuerpo, en un agarre tan desesperado que Kaeya sintió la creciente necesidad de calmarlo.
          

De alguna manera.
          

Pensó que quizá podría acariciar su nuca, presionando la yema de sus dedos en esa zona como lo hacía hace años atrás, pero encontró una mejor manera.
          

Podría arrepentirse en el futuro, pero ahora mismo no le importaba en absoluto.
          

—Nunca te olvidaré, luciérnaga... —Susurró en voz baja, al mismo tiempo que acomodaba ambas manos en su estrecha cintura, para así eliminar la distancia de sus labios y volver a hablar cuando solo estaban a escasos centímetros. —No me permitiría perderte también en mis recuerdos.
          

 • This is our story • [ Kaeluc | Genshin Impact ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora