• Memories: 18 years (II) •

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No es que desconfiara de la información de Jean, pero Kaeya quería confirmarlo con sus propios ojos, así que se dirigió a la taberna.
             

Encontrándose con los borrachos de siempre y con Charles detrás de la barra.
             

-¡Maestro Kaeya! -El hombre lo saludó amistoso como siempre, haciendo un gesto para que se acercara. -¿Viene a buscar algo para beber?
             

El moreno negó con su cabeza rápidamente, observando con cuidado cada rincón del bar en busca de aquel destello rojizo tan característico.
             

-¿Has visto a Diluc?
             

El hombre solo se rió en respuesta a su pregunta, al mismo tiempo que usaba un paño húmedo para limpiar el mesón lentamente.
             

-Acaba de irse a la bodega junto a su padre y sus invitados. -Charles observó con atención como la expresión de Kaeya decayó, perdiendo totalmente las esperanzas de verlo antes de que la celebración se llevara a cabo en la bodega.
             

No había tenido oportunidad de darle su regalo de cumpleaños, ni tampoco de comentarle el plan que había hecho para que pudieran huir sin problemas.
             

Tal y como se lo había pedido.
             

-Entonces tendré que apresurarme para alcanzarlos ¿no?
             

Charles guardó silencio, deteniendo cada una de sus acciones mientras permitía que sus pensamientos de alerta se mantuvieran dentro de su cabeza. Kaeya estaba seguro que él sospechaba demasiado, habían pasado un montón de horas juntos dentro de la taberna haciendo comentarios de coqueteo sutiles, disimulados en bromas sin sentido y en toques accidentales.
             

Pero él no era un estúpido y era un subordinado del maestro Crepus.
             

No quería ser paranoico, pero ahora que sabía que su padre adoptivo estaba con algo aparentemente oscuro entre manos, no podía evitar desconfiar incluso de las personas que lo vieron crecer.
             

-Apresúrese, el maestro Diluc estaba bastante cansado de todo el teatro que tuvo que mantener cuando la señorita Elizabeth apareció.
             

Kaeya asintió una sola vez y se despidió del tabernero, con el peso de la cantidad de malos pensamientos en su interior.
             

Se sentía increíblemente culpable por ocultarle tantas cosas a Diluc, pero... ¿Qué podía hacer a estas alturas? En algún momento de su viaje de huida tendría que confesar su lugar de origen, hablar de sus constantes pesadillas, del secreto turbio de Crepus, de la historia de su ojo herido...
             

¿Cómo podía seguir viéndolo a la cara cuando la montaña de mentiras seguía creciendo y creciendo sobre su espalda?
             

Con el corazón acelerado, se subió a su caballo con rapidez y dio la orden de imitarlo a su escuadrón, para así partir en un veloz viaje hacia la bodega, utilizando el tan transitado y tranquilo sendero que había recorrido por años de su vida.
             

             * * *
             

El viaje era bastante pacífico, y Diluc se sintió con menos carga a causa de ello.
             

 • This is our story • [ Kaeluc | Genshin Impact ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora