• Present: Unexpected celebration •

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» Present: Unexpected celebration.
                    
          

Pasa exactamente una semana desde la mudanza de Kaeya al Viñedo del Amanecer, y desde ese día... Nada había cambiado.
          

No hay noticias de Aether.
          

Albedo no ha avanzado en su propia investigación.
          

Lisa no ha podido comunicarse con sus compañeros de Sumeru.
          

Y Jean había decidido dar de baja a Kaeya para que se mantuviera siempre en resguardo en caso de cualquier emergencia.
          

El capitán se había molestado por esa decisión, pero cuando todos en la reunión estuvieron de acuerdo con esa propuesta, no tuvo más opción que acatarla.
          

Diluc era el que se mostraba más a favor de ello, pues siempre le había pedido que se quedara en casa, que Adelinde se encargaría de atender todas sus necesidades y que podría recorrer los terrenos de la familia si quisiera, pero Kaeya no quería estar enjaulado.
          

Quería disfrutar sus días de libertad, tal y como Venti le había comentado una de esas tantas noches que bebió hasta el cansancio esperando a que Diluc terminara su turno para ir juntos a casa.
          

Y el pelirrojo lo había notado, Kaeya estaba bebiendo mucho más de lo normal.
          

—Hoy cerramos temprano. —Avisó el pelirrojo a los asistentes, quienes rápidamente comenzaron a quejarse mientras se ponían de pie para abandonar el local. —Sir Kaeya, espero que pueda sostenerse por sí mismo, nos queda un largo recorrido de regreso a casa.
          

El moreno solo levantó el pulgar en señal de afirmación, mientras Rosaria se dedicaba a beber el último contenido de su vaso de una sola tirada.
          

La monja parecía estar fastidiada por alguna extraña razón.
          

—Es mi día libre y no podré quedarme hasta tarde aquí.
          

—Lo siento mucho, hermana Rosaria. —Diluc comenzó a limpiar el mesón con un paño mientras hablaba, observando de reojo como todos los asistentes abandonaban poco a poco el local. —Debo dejar en casa a este borracho y luego... Tengo asuntos que atender.
          

Rosaria se dedicó a mirar a Kaeya, quién estaba mirando su vaso vacío como si estuviese admirando el mejor tesoro del mundo. Estaba borracho, pero al parecer no se veía tan problemático como en otras ocasiones, lucía... Triste.
          

—Si yo me encargo de dejar al capitán en la bodega... ¿Podría permitirme quedarme un rato más y beber otro de estos gratis? —Rosaria levantó su vaso de vino vacío, balanceándolo en el aire con una mirada casi suplicante. Extraño para una monja tan extravagante como ella.
          

Diluc lo meditó un instante. Era una buena idea, si dejaba que la mujer se encargara de llevar a Kaeya a casa, no tendría que tratar con esos Fatui hasta tan tarde y podría regresar a tiempo para dormir más de cuatro horas.
          

Que bastante falta le hacían.
          

—Trato hecho. —La mujer casi quiso aplaudir por su sugerencia aceptada, mostrándose ligeramente emocionada cuando Diluc recargó su trago incluso si la taberna estaba completamente desolada. —No solo debes llevarlo a la bodega, debes asegurarte de que nada le ocurra durante el camino.
          

 • This is our story • [ Kaeluc | Genshin Impact ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora