• Present: Breakfast •

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» Present: Breakfast.
                    
          

Los primeros minutos de la comida solo se basaron en elogios de Kaeya para Adelinde y la jefa de cocina mientras Diluc se servía su enorme taza de café negro, sin azúcar.
          

El moreno por otro lado, no dejaba de tragar pasteles cubiertos de crema batida, panqueques rellenos de manjar o tostadas con mermelada.
          

Hasta en eso eran completamente diferentes.
          

—Sé que deben seguir con su plática, así que me retiro. —La doncella principal les dedicó una rápida sonrisa antes de inclinarse cortésmente, llevándose consigo un par de platos que Kaeya ya había desocupado. Al parecer tenía un buen apetito al despertar y por eso seguía presionando con el tema del desayuno. —Me encargaré de que nadie los interrumpa.
          

—Muchas gracias, Adelinde. —Habló Diluc segundos después de beber un corto sorbo de su taza de café, depositándolo sobre el plato con un sonido casi inaudible.
          

Una costumbre que había aprendido desde que era muy pequeño.
          

—Nos vemos en un rato, eh. —Kaeya alzó su mano para despedirla mientras masticaba, provocando que el pelirrojo hiciera una mueca de desagrado al instante.
          

Al parecer alguien había olvidado todos los modales aristócratas que el Maestro Crepus le había enseñado hace tantos años.
          

Cuando la mujer abandonó el comedor cerrando la puerta detrás de ella, el silencio hizo de las suyas.
          

Un silencio que nuevamente debería ser incómodo, pero no lo fue. Por muy extraño que parezca, Diluc no tenía ánimos de iniciar una discusión por su forma tan desordenada de comer, así que solo se dedicó a pellizcar un trozo de pan para cubrirlo en mermelada de uva.
          

—Creo que es momento de ponernos serios. —Susurró el Ragnvindr mientras se sentaba aún más recto sobre su silla, en la cabecera de la inmensa mesa que nunca se ocupaba.
          

Pues Diluc acostumbraba a no comer nada hasta la hora de la comida.
          

—Es cierto. —Kaeya empujó a un lado su taza de té y los pastelillos a medio terminar, usando una servilleta para limpiar la comisura de su boca, que de seguro estaba sucia de crema, y acomodó ambas manos sobre la mesa mientras su expresión se volvía un poco más inexpresiva. —¿Dónde está el vino?
          

—Kaeya, no seas...
          

—Es una broma, Maestro Diluc. —El moreno alzó ambas manos mostrando sus palmas, esbozando nuevamente esa sonrisa tan extraña que el pelirrojo detestaba.
          

Supuso que se debía a una costumbre después de tantos años de cumplir con un papel que pudiera encajar como el capitán de caballería confiable y peligroso.
          

—No estamos para bromas ahora mismo. —Se quejó Diluc mientras se acomodaba en su silla un par de veces, como si no supiera iniciar la conversación.
          

—¿Y bien? ¿Qué es lo que descubriste? —Kaeya parpadeó un par de veces mientras posaba uno de sus codos sobre la mesa, usando la mano de aquella extremidad para dejar descansar su cabeza. —Dijiste que un compañero de viaje tenía información. ¿De qué se trata?
          

 • This is our story • [ Kaeluc | Genshin Impact ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora