• Present: Sacrifice •

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Diluc recordaba que Kaeya en el pasado le había brindado múltiples regalos que tenían un peso realmente sentimental para ambos.
          

Pero el primero que le vino a la mente fue ese horrible jarrón colorido, posado sobre una pequeña mesa en la entrada al vestíbulo del Viñedo del Amanecer.
          

Era un obsequio que al parecer no tenía ningún significado en primera instancia, pero cuando Diluc descubrió que se trataba de una forma especial de devolver su visión Pyro a su dueño, el pelirrojo no fue capaz de deshacerse de eso.
          

-¿Un jarrón? -Albedo asintió en comprensión mientras despejaba el área en donde tenía un montón de papeleo desordenado en el piso, como si necesitara comprobar un par de cosas antes de iniciar cualquier movimiento en falso. -Necesito que lo traiga aquí.
          

-De acuerdo. -Diluc ni siquiera meditaba en el hecho de que iba a perder la vida, su cabeza estaba plenamente concentrada en completar aquel ritual y rescatar a Kaeya y Mondstadt. -Subiré a un caballo y lo traeré aquí lo más rápido posible.
          

-Bien, necesito que se dirija al lugar en donde la Gran Maestra está manteniendo a Sir Kaeya encerrado. -El alquimista comenzó a leer las páginas de un libro con una velocidad alarmante. -Tenemos que hacer esto a su lado.
          

-Ahí estaré.
          

Y antes de que Albedo dijera algo más, Diluc reunió las fuerzas que le quedaban para correr por el pasillo de la catedral hasta la salida, dirigiéndose, sin siquiera mirar atrás, a las caballerizas del Ordo Favonius.
          

Estaba seguro que encontraría el caballo de Kaeya allí.
          

-Maestro Diluc... Creo que nadie podrá compensar lo que hará esta noche... -Susurró Albedo en voz baja, mientras divisaba como la larga cabellera rojiza desaparecía por la enorme puerta principal.
          

Estaba seguro, que si esto funcionaba... Sir Kaeya nunca le perdonaría haber permitido que utilizara al amor de su vida en un ritual así.
          

Pero no había opción.
          

Era la única persona con un vínculo emocional tan fuerte que de seguro aquel acto no fallaría.
          

Teyvat corría peligro y no había espacio para errores.
          

          * * *
          

Llegar a la bodega fue mucho más rápido de lo que creía. Quizá el caballo adivinó la urgencia que necesitaba de abandonar Mondstadt lo más pronto posible.
          

Adelinde lo esperaba en la puerta, ante el ruido ensordecedor que el rápido galope hizo, alertando a todos los sirvientes que se encontraban dentro.
          

-¡Maestro Diluc! -Gritó Elzer un tanto preocupado. Detrás de él, se encontraban un montón de doncellas que no dejaban de murmurar tras su espalda. -¿Qué está sucediendo?
          

El pelirrojo quiso ignorar a los presentes para no perder minutos valiosos que podrían costarle la vida a cientos de soldados que luchaban dentro de la ciudad, pero tampoco podía dejar a su personal sin saber qué ocurría.
          

 • This is our story • [ Kaeluc | Genshin Impact ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora