• Present: Contradiction •

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» Present: Contradiction.
                    
          

Aether partió al día siguiente tal y como lo había prometido.

          
Fue en busca de las copias de los retratos de las runas y de la información recopilada durante todos estos días a la oficina de Albedo dentro de la Sede del Ordo Favonius y luego fue en busca de la carta codificada de Lisa para su compañero en Sumeru.
          

Ella no le dio muchas indicaciones, solo le pidió que hablara directamente con Cyno, un erudito que había visitado Mondstadt hace mucho tiempo y que portaba un atuendo inspirado en Anubis, un dios egipcio.
          

Cabello gris, ojos carmesí, de mediana estatura.
          

Seguramente tendría que infiltrarse en la enorme biblioteca sagrada para encontrarlo, pero Aether no tenía miedo en absoluto, sabía cómo lograr sortear diferentes dificultades luego de haber sobrevivido a la caza de visiones en Inazuma.
          

—Y recuerda querido, necesitamos la respuesta lo más rápido posible. —Lisa le entregó el sobre atado con una cinta y sellado con cera derretida. El logo de los Caballeros de Favonius resaltaba en el medio. —Ellos tienen un método mucho más efectivo para enviar información, habla con él, te dirá qué hacer.
          

Paimon estaba aterrada por iniciar este viaje sin la preparación adecuada, pero en ningún momento manifestó su preocupación.
          

Sabía que todo Mondstadt dependía de aquella misión, pues era una batalla silenciosa contra el abismo que podría materializarse en poco tiempo.
          

Diluc por su parte le había pedido a Kaeya que se mantuviera viviendo dentro de la bodega para poder vigilarlo en caso de que algo sucediera, pero el moreno se negó al instante.
          

—Valoro su enorme preocupación por mí, Maestro Diluc. —Comentó Kaeya esbozando una sonrisa amplia mientras recogía sus pertenencias y las guardaba en su chaqueta. Diluc se cruzó de brazos mientras evitaba en todo momento observar la expresión falsa que le obsequiaba. —Como podrá adivinar, debo seguir con mis labores de capitán.
          

—Bien, no insistiré. —El pelirrojo había puesto a prueba su propio autocontrol para ofrecerle una estadía mucho más confortable en la bodega, pero Kaeya no parecía sentirse cómodo.
          

Y lo comprendía.
          

¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que Kaeya había estado durmiendo en la enorme mansión?
          

—Nos vemos entonces, Maestro Diluc. —Kaeya alzó una de sus manos para agitarla amistosamente, pero cuando se volteó para darle la espalda, su expresión cambio casi al instante.
          

La idea de no saber si sería la última vez que hablaría con él, era angustiante.
          

¿Qué significaba aquella nebulosa púrpura sobre su ojo? ¿Realmente el abismo había decidido utilizarlo como una especie de contenedor para sus fines? ¿Será capaz de controlarlo? ¿De destruirlo desde adentro? ¿Y si huía de Mondstadt para evitar sembrar el caos en la ciudad?
          

La cantidad de preguntas sin respuesta que se formaban en su cabeza eran eternas y Kaeya necesitaba poder tener alguna respuesta a ellas.
          

Además, conocía lo suficiente a Diluc como para saber que su mente estaba funcionando mucho más rápido que la propia, pues era capaz de notar la ansiedad en sus acciones o en la forma errática en como acomodaba sus guantes una y otra vez.
          

 • This is our story • [ Kaeluc | Genshin Impact ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora