1. Sin ti

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He logrado sobrevivir al tercer día post – Emilio, y a mi primer día en el trabajo. Lo bueno de trabajar, es que me ha servido para distraerme. El tiempo ha pasado volando entre conocer nuevas caras, trabajo por hacer y el señor Mauricio Mariscal. El señor Mauricio Mariscal... se apoya en mi mesa, por lo que percibo su aroma más cerca y sus ojos azules brillan cuando baja la mirada y me sonríe.

- Has realizado un excelente trabajo, Joaco. Me parece que formaremos un gran equipo.

Yo tuerzo los labios hacia arriba y consigo algo parecido a una sonrisa. No me gusta tener a este alfa tan cerca, hay algo en él que inquieta a mi omega.

- Si te parece bien, ya me voy, terminé con todo lo que me encargaste – murmuro.

- Claro, son las cinco y media. Nos veremos mañana.

- Buenas tardes, Mauricio.

- Buenas tardes, Joaco.

Recojo el maletín que me mandó papá cuando se enteró por mamá de que me habían aceptado, me pongo la chaqueta y me dirijo a la puerta. Una vez en la calle, aspiro profundamente el aire de Seattle a primera hora de la tarde. Tantos aromas, pero ninguno es suficiente para llenar el vacío que tengo desde el sábado por la mañana. Camino hacia la parada del autobús con la cabeza agachada, mirando el suelo y pensando que una de las cosas que extraño es conducir. Conducir me daba cierta libertad, y ahora sin el Escarabajo y sin el Audi...

No, no debo de pensar en él... Con el dinero que me dio, podría comprarme otro carro, uno nuevo y bonito. Algo me dice que ha sido muy generoso con el pago, no he llegado a abrir el sobre, pero me lo imagino. Él siempre ha sido tan generoso conmigo, pero... No, otra vez no. Intento mantener la mente en blanco, ya que el pensar en él me produce un gran dolor, realmente no sé cómo estoy de pie. ¿Perder a un destinado? ¿Duele? No, no duele. Solo sientes cómo si te quitaran el corazón y caminas por el mundo como un robot. Claro, soy consciente de que él no está muerto y está vivo en el Escala o en su empresa... Eso no evita que mi omega se sienta perdido, que se sienta tan... No, no puedo pensar en esto ahora. No quiero empezar a llorar otra vez, al menos no en la calle.

El departamento está completamente vacío, eso tampoco ayuda a mi depresión. Ren sigue en Vancouver y no regresará por el momento, está disfrutando de sus vacaciones antes de que empiece el siguiente ciclo académico. Y Niko, él debe de estar tumbado en alguna de las playas de Los Ángeles bebiendo algún trago y tomando sol. Además, está muy bien acompañado, porque claro, se encuentra con su destinado... No, no voy a volver a llorar. Me alegro por Niko, si lo hago. Bueno puede que le tenga un poquito de envidia.

Enciendo la pantalla plana del televisor para que el ruido llene el vacío y me de la ilusión de que estoy acompañado, pero no logro concentrarme en la serie. Creo que es uno de esos capítulos de Friends; sin embargo, no puedo oírla ni verla. Me siento y observo fijamente la pared de ladrillo. No siento nada, no hay alegría ni ilusión. Solo siento dolor y soledad. Hasta mi omega me ha abandonado, parece que se encuentra dormido. Mierda, ¿lograré superar esto? ¿Habrá algún libro de autoayuda? Podría ir a la librería Caballero, todavía tengo las llaves, podría buscar algo que diga: ¿Cómo superar a tu destinado? A quién engaño, no existe un libro como ese, al menos no hay ninguno en la librería. ¿Plan B?

El timbre de la puerta me devuelve a mi triste realidad y siento un brinco en el corazón. ¿Quién será? ¿Papá? No, él está ocupado en Portland. ¿Mamá? No, sigue en Vancouver. ¿Él? Pulso el interfono con algo de esperanza.

- Un paquete para el señor Bondoni – contesta una voz monótona.

Obviamente. Era mucho pedir que fuera él. Bye, esperanza. Hola, decepción.

Mi alfa y sus sombras más oscuras (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora