11. Una buena subasta

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Pasamos varios minutos recorriendo la gran carpa, recibiendo varias presentaciones de todo aquel que se acercaba a Emilio. En mi lista ya están un par de actores de Hollywood, un par de ejecutivos, varios médicos reconocidos en su campo y algunos otros reconocidos productores musicales. Pero como tengo memoria de Dory para algunas cosas, no me puedo acordar de sus nombres y si a eso le sumo los múltiples aromas... Es demasiado, sobre todo cuando nos acercamos a algunos Alfas. Sé que no me harán nada, pero por alguna razón me dan desconfianza y no me despego de Emilio, quien también se muestra posesivo y me aparta de ellos de forma sutil. Creo que se ha controlado bastante, pero cuando los demás se acercan, me impregna un poco de su aroma.

Hasta ahora no he visto a Diego ni a sus padres. Me imagino que están muy atareados con toda la organización de un evento tan grande.

Niko se morirá cuando se enteré que se perdió la gala de su vida, porque estoy seguro de que él estaría aquí, dando vueltas con Eduardo por todos lados para conocer a los actores y pedirles al menos una foto o un pequeño video para subirlo a Instagram.

Los camareros vestidos de blanco con máscaras del mismo color, transitan con varias botellas de chamán para servirle a los múltiples invitados que hay.

Al caminar por diferentes lugares, no puedo ignorar la molestia tan placentera que me recorre desde el interior.

Mierda. ¿Cómo es qué se me ocurrió aceptar ponerme este juguete? Comienzo a pensar que Emilio tenía razón cuando dijo que ha creado a un pequeño monstruo...

Trato de relajarme y prestar atención a la conversación.

- ¿Así que trabaja en SIP? – me pregunta un beta algo mayor y con una máscara de oso que le cubre la mitad de la cara – He oído algunos rumores.

- No sabría decirle, señor. Solo soy un ayudante y llevó una semana en la editorial.

Emilio permanece callado y le da una sonrisa gentil al señor.

Escuchamos algunos murmullos y la música se detiene.

- ¡Damas y caballeros! – el maestro de ceremonias, con una gran máscara blanca y negra, aparece – Por favor, pasen a sus asientos. La cena está servida. ¡Disfrútenla!

Emilio me da la mano y nos dirigimos a la otra enorme carpa que es continua a esta.

Hay tres lámparas de araña y el techo está decorado por algunas telas de seda. Hay unas treinta mesas, por lo menos. Todo está decorado de blanco y en el centro de cada mesa, hay un arreglo de peonías y rosas rosadas.

Emilio me lleva a una mesa del centro. Alejandra y Niurka Marcos – Osorio, ya están sentadas en el lugar. Niurka lleva un vestido verde con una máscara del mismo color. Se levanta para saludarme.

- ¡Joaco! Me alegra tanto volver a verte. Te ves espléndido, querido.

- Muchas gracias, Niurka – le contesto con una tímida sonrisa.

Emilio suelta mi cintura.

- Mamá – la saluda Emilio con mucha formalidad, y le da un beso en ambas mejillas.

- ¡Ay, Emilio, por dios! Cuanta formalidad, hijo – le reprocha en broma.

Los padres de Niurka, el señor y la señora Marcos, vienen a nuestra mesa. Detecto que la madre de Niurka es una omega y el señor es un alfa. Ambos se muestran muy felices de ver a Emilio.

- Abuela, abuelo, me gustaría presentarles a Joaquín Bondoni.

La señora Marcos se acerca y me mira de arriba abajo, lo cual me incomoda un poquito.

Mi alfa y sus sombras más oscuras (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora