Joaquín
Después de la sabrosa cena y el esperado postre que ambos compartimos, trato de pagar la cuenta, pero Emi no me deja y dice que no es necesario, deja una generosa propina antes de salir del restaurante. Emilio conduce de vuelta al Escala.
Nos encontramos en el carro sumergidos en un cómodo silencio, el cual me da tiempo para pensar sobre todo lo que ha sucedió el día de hoy. Ha sido un día magnífico: hemos hecho el amor en el hotel, compartimos un buen almuerzo, disfrutamos de nuestro celo... Nuestro celo. Eso es algo que sigue confirmando que somos destinados, sé que no necesariamente suele suceder al mismo tiempo. Recuerdo que en el colegio me informaron sobre eso, y es que, en algunos casos, el celo de los destinados no se da al mismo tiempo, pero eso no significa nada. Eso es algo que le sucedió a Niko y Edu, y son destinados...
Además, he podido conocer un poco más de Emilio. Él se abierto tanto ante mí, sé que no es fácil, sé que le cuesta y aprecio tanto que se esfuerce por dejarme conocerlo. De hecho, lo noto más tranquilo, como si se hubiera desprendido de algo... Me alegra que me tenga tanta confianza.
Volteo a ver a mi lindo alfa, él también parece sumido en sus pensamientos, pero está tranquilo... Ahora que lo pienso, Emi nunca tuvo una adolescencia normal, estuvo con Elena, compartió con ella cosas que no le tocaban vivir en ese momento...
A medida que nos acercamos a su edificio, empieza a transmitir una tensión que se hace palpable entre nosotros. Desde el carro examina las aceras y los callejones laterales, sus ojos tratan de escanear todos los rincones, y sé que está buscando a María. Siento como su instinto de alfa se activa, y yo empiezo a mirar al igual que él. La poca luz no ayuda mucho, pero no hay nadie, no hay nadie sospechoso.
Cuando entramos en el estacionamiento, su boca se convierte en una línea tensa. Me pregunto por qué hemos vuelto a su departamento si va a estar tan nervioso y precavido al estar aquí.
Veo que Royer está en el estacionamiento, vigilando, y se acerca a abrirme la puerta en cuanto Emilio estaciona al lado del SUV. El Audi destrozado que usaba ya no está en su lugar.
- Hola, Royer – le saludo.
- Joven Bondoni. – Asiente – Señor Marcos.
- ¿Alguna novedad? – pregunta Emilio - ¿Algún rastro de ella?
- Lamentablemente, no, señor.
Emilio asiente, me coge la mano y vamos hacia el ascensor. Sé que su cabeza está en otra parte. Estoy seguro de que está pensando en María y su paradero.
En cuanto entramos, se voltea hacia mí.
- Joaquín, no puedes salir de aquí solo bajo ninguna circunstancia. ¿Entendido? – me ordena.
Suspiro.
Adiós, libertad.
- De acuerdo, aunque no me gusta que no pueda tener libertad – replico, un poquito irritado.
- Me lo imagino, pero esto es por algo de seguridad y no un capricho – dice, frunciendo el ceño – Joaquín, no estoy bromeando.
- Lo sé, Emilio. Sé que te preocupa mi seguridad.
Entrecierra los ojos. Suelta mi mano, y se cruza de brazos, visiblemente tenso.
- No, no me preocupa tu seguridad – confiesa, y mi omega se siente desilusionado y dolido – Me aterra pensar que algo te podría suceder, así que decir que me preocupa, no abarca todo lo que siento.
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Mi alfa y sus sombras más oscuras (Adaptación)
FanfictionJoaquín Bondoni llegó a la vida de Emilio Marcos para darle un giro de 180°, poniendo su mundo de cabeza y todo lo que creyó que no necesitaba, ahora necesita. Emilio sigue teniendo demasiadas sombras, demasiados traumas y demasiadas cicatrices que...