14. Al acecho

1K 64 7
                                    


Emilio me despierta cuando estacionamos frente al Escala.

- ¿Quieres que te lleve en brazos? – pregunta, cariñoso.

Muevo la cabeza, aún medio dormido.

Al entrar en el ascensor, me apoyo en él y recuesto la cabeza en su hombro. Royer está delante de nosotros y no deja de moverse en su mismo sitio, parece incómodo.

Si bien me muero de sueño, hay algo que también inquieta a mi omega y provoca que no pueda quedarme dormido como antes. Emilio se da cuenta, me parece que él también está intranquilo, aunque trata de aparentar otra cosa.

- Hemos tenido un día muy largo, ¿no, Joaquín?

Asiento.

- ¿Cansado, nene?

Vuelvo a asentir, demasiado cansado como para hablar, pero a la vez confundido por la alerta de mi omega.

- Al parecer estás muy callado, lo cual es raro. ¿Es por el cansancio? – pregunta.

Asiento de nuevo y sonríe.

- Vamos. Te llevaré a la cama.

Me da la mano y salimos del ascensor, pero cuando Royer levanta la mano nos detenemos en el vestíbulo. Esa acción es suficiente para que me despierte por completo y mis sentidos se agudicen para tratar de detectar algún aroma desconocido o si es que hay algún posible peligro. Royer le habla a la manga de su chaqueta, al parecer lleva un micrófono, y yo no me había dado cuenta de eso hasta ahora.

Emilio copia mi acción y se tensa al percibir algo que yo no logro captar en este momento.

- Entendido, T. – dice Royer, y se voltea hacia nosotros – Señor Marcos, han ponchado las llantas, roto los vidrios y han manchado de pintura el Audi del joven Bondoni.

El alfa que está a mi costado frunce el ceño ante lo dicho por su agente.

Eso es tan raro... No me importa mucho mi carro, porque se puede lavar y recuperar, pero... ¿quién sería capaz de hacer algo así? ¿Quién sería capaz de entrar a un edificio como este para hacer algo así?

Mi omega se pone atento y percibo ese aroma a... fresa.

Levanto la vista hacia Emilio, que está pálido. Él también ha identificado el aroma... sabe perfectamente a quién le corresponde.

- A Textos le preocupa que quien lo haya hecho pueda haber entrado en el departamento y que aún siga ahí. Puede que su aroma haya sido camuflado por algunas feromonas por eso es casi imperceptible... Textos quiere asegurarse, señor – asegura Royer.

- Entiendo. – Emilio suspira - ¿Qué piensan hacer?

- Está subiendo en el ascensor de servicio con otros dos agentes. Lo registrarán todo y luego nos podrán decir si todo está bien. Creen que la persona que ingreso es una omega, pero necesitan confirmarlo. Yo esperaré con ustedes, señor Marcos.

- Gracias, Royer – Emilio tensa el brazo que me rodea el hombro – Definitivamente el día de hoy no para de mejorar cada vez más. – Suspira, con la boca pegada a mi pelo – Escucha, nene, no puedo soportar quedarme aquí esperando. Royer, quédate con el joven Bondoni. No dejes que entre hasta que la situación esté controlada, aunque creo que Textos está exagerando... Dudo mucho que ella haya entrado al departamento.

Espera. ¿Qué?

Mi omega se remueve inquieto y sufre al pensar en la lejanía de su alfa.

- No, Emilio... por favor, deja que ellos se ocupen – le ruego, tomando su mano – Quédate conmigo, amor.

Mi alfa y sus sombras más oscuras (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora