Siento una mano que me acaricia la mejilla.
- Tengo que irme, nene.
Emilio me besa justo debajo de la oreja.
Abro los ojos: ya es de día. Me doy la vuelta para mirarlo, pero ya se ha levantado y arreglado y se inclina. Todo formal y en modo: señor presidente de una mega empresa.
- ¿Qué hora es?
Oh, no... no quiero ni puedo llegar tarde.
- No te asustes. Yo tengo un desayuno de trabajo – me dice, frotando su nariz contra la mía.
- Hueles bien – murmuro, y me estiro debajo de él.
Siento una placentera tensión en las extremidades, que crujen después de todas nuestras... "recompensas" de ayer. Coloco mis brazos en su cuello.
- No te vayas, Emi.
Él ladea la cabeza y arquea una ceja.
- Joven Bondoni... ¿acaso está intentando que no cumpla con mi trabajo?
Yo asiento medio dormido, y él sonríe, con esa nueva sonrisa tímida.
- Dijiste que me querías en tu cama, aquí estoy. Ahora quédate – musito, sin poder soltarlo.
- Me parece una idea muy tentadora, pero lamentablemente tengo que irme. Es una reunión importante, y hay personas que dependen de ello.
- Lo sé, pero... - siento una ligera presión en el pecho – no quiero que te vayas, amor.
Frunce el ceño ligeramente.
- ¿Qué pasa, precioso?
- No lo sé – susurro - ¿En serio tienes que ir?
Asiente con la cabeza.
¿Por qué no lo puedo dejar ir? ¿Por qué siento esta presión? ¿Qué significa?
Tenso mis brazos alrededor de su cuello, apretándolo más y pegándolo aún más a mí.
- Lamentablemente, sí, amor. Es importante.
Me besa y se incorpora. Lleva un traje azul oscuro muy elegante, una camisa blanca y una corbata azul marino que le da aspecto de lo que es... un presidente ejecutivo de una mega empresa... un presidente terriblemente sexy. Mi presidente sexy.
- Hasta luego, nene – murmura, se agacha un poco y deposita un beso en mi frente antes de retirarse.
Al irse siento un pequeño vació y una presión que sigo sin comprender de dónde viene.
Echo un vistazo al despertador y veo que ya son las siete... no debo de haber oído la alarma. Me imagino que necesitaba dormir después de lo de ayer... Bueno, ya es hora de levantarse. Puede que eso me ayude a dejar de sentirme de esta forma.
Mientras me ducho, tengo una nueva inspiración: se me ha ocurrido otro regalo de cumpleaños para Emilio. Es muy difícil comprarle algo a un alfa que ya lo tiene todo. Ya le he dado mi regalo principal, y también está el otro que le compré en la tienda cerca de la editorial, pero este nuevo regalo será en realidad para mí. Cierro el grifo. Solo tengo que prepararlo.
Siento una ligera punzada en el pecho y me recorre un escalofrío por todo el cuerpo. No lo entiendo. Mi celo ya se terminó... Quizá solo se debe a la ansiedad acumulada de todos estos días. Sí, debe de ser eso. Han sido días muy intensos.
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Mi alfa y sus sombras más oscuras (Adaptación)
FanfictionJoaquín Bondoni llegó a la vida de Emilio Marcos para darle un giro de 180°, poniendo su mundo de cabeza y todo lo que creyó que no necesitaba, ahora necesita. Emilio sigue teniendo demasiadas sombras, demasiados traumas y demasiadas cicatrices que...